Capítulo 7 La Inauguración

La inauguración era inminente y las chicas no llevaban nada bien la presión. Afrodita vivía traumada con su armario, nada le gustaba, nada le quedaba bien... Ella sería lo primero que las clientas vieran y necesitaba sentirse segura por una vez en mucho tiempo.

Atenea tenía pánico a que las cosas no salieran bien, así que pagaba su frustración con sus amigas y eso terminó generando roces innecesarios. Como el día que, en el gimnasio, Ati se puso de mal humor porque las chicas sólo estaban hablando y les grito:

-¡Como se nota que Joel no está, perdéis el culo cuando él os anima, pero si no le veis, no movéis más que los músculos de la cara hablando!

-¡No me fui de la casa de mis padres para que Hitler venga a decirme que mierda debo hacer. Si tanto te gusta correr, corre tú y dejame en paz!- contestó Venus a voces.

Vee sentía que todo estaba mal, su perfeccionismo, a lo que ella llamaba “toc”, no le dejaba descansar si las cosas no quedaban tal y como tenía en su cabeza, haciendo que discutiera casi a diario con Fabricio, pues era con quien pasaba más tiempo en los últimos días.

Una tarde, mientras repasaban la carta de cócteles, Fabi recibió una llamada, dejando así a la Diosa con la palabra en la boca. Al finalizar ella gritó más de un improperio entre los cuales se encontraban: “arrastrado, puta y baboso de mierda”, ya que quien había interrumpido en medio de su horario laboral había sido la ex de Fab, que simplemente llamaba porque estaba aburrida y quería marcar territorio un poquito más.

Tras un par de días con mal genio, Atenea se encontró con Joel en el gimnasio, que preguntó por el resto del grupo.

-Afrodita está con una crisis de vestuario para pasado mañana que tenemos la inauguración, así que supongo que se habrá ido de tiendas; y Vee está con su hijo pues hoy Aldana no podía quedarse con él- su voz era aspera y seria, así que Joel asintió y siguió con su rutina de ejercicios, mientras en su cabeza la frase: entiendo su estrés; se repetía una y otra vez, pues él estaba pasando por unos días complicados también.

Terminó su hora de ejercicios y mientras se acercaba al vestuario escribió un mensaje: “¿Qué pasó wey?, me dijeron que tienes problemas en el armario ¿quieres que te vaya a ayudar?”

Afrodita recorría el centro comercial de Brickell cuando su teléfono vibró y se alegró de recibir aquel mensaje. “Sí por favor, necesito que me ilumines Jojo. Nos vemos donde las Carpas”.

Minutos más tarde Joel entraba en el campo visual de Lovi, aunque le costó reconocerle por su atuendo, pues vestía gafas oscuras y una gorra que le cubría el rostro.

-¿Tienes miedo a que te reconozcan estrella del pop?

-Lo hago por ti, ¿no querrás estar rodeada de adolescentes toda la mañana?

-Qué considerado. Gracias por venir y salvarme la vida. ¿Vamos a Zara?- preguntó casi con ansia.

Media hora más tarde salieron cargados de bolsas con varios vestidos, pantalones, zapatos y hasta un perfume que Afrodita adoraba.

-Gracias Jo, de no haber sido por ti estoy segura de que habría salido con las manos vacías.

-Por nada bonita- se acercó a dejarle un beso en la mejilla, algo que a ella le hizo sonreír. -Disculpa que te haga esto, pero me tengo que ir al estudio corriendo- dijo tras mirar su teléfono. -¿Nos vemos pronto?

-Nos vemos Jojo, muchas gracias por tu ayuda- entonces fue ella quien dejó un beso en su mejilla y se despidieron con un rápido abrazo.

A dos días de la inauguración y con los nervios más controlados, Atenea se dirigió al local para ensayar, mientras Afrodita y Venus, junto con Freya, salieron a repartir flyers montadas sobre sus patines, como siempre, aprovechando que Kerly había recogido a Tebbi para que jugara con Junior.

Tras varias horas por la zona, decidieron que era el momento perfecto para hacer una visita al Skate park donde estaban los chicos, algo que sabían gracias a las historias que habían publicado.

Freya estaba agotada, así que Lovi decidió meterla por un ratito en la mochila que tenía vacía, mientras patinaban sobre el puente que cruzaba el río. Puente en el que recordaron porque no les importaba pasar calor en pleno “Invierno”.

La española, que siempre había afirmado amar el frío, dudaba intermitentemente de su estancia en Miami, pues era demasiado cálida para ella, pero todas sus dudas se disipaban en tan sólo tres momentos. Cuando veía esos cuerpos bronceados y deliciosamente formados paseando por la calle sin camiseta, cuando entraba al Lilith y cuando se veía con Joel.

-Estamos llegando- advirtió Vee. Así que Lovi sacó a Freya de la mochila y dijo:

-Es hora de hacer tu magia, pequeña.

Patinaron en dirección al Lot 11 y entonces le vieron, ahí estaba, haciéndo trucos con la tabla mientras sus amigos le vitoreaban. Siguieron con cautela, mirando de reojo y llamándo lo menos posible su atención, aunque se morían de ganas de conocer al resto de los chicos, no era el momento, estaban demasiado nerviosas.

Freya reconoció a Joel y con un suave tirón, se deshizo del agarre de Afrodita y corrió ladrando hacia donde el cantante se encontraba.

-Hola Freya, preciosa- le dijo mientras se agachaba para acariciarla ahora que había llegado a él.

-¿Y esta bolita quién es, loco?- preguntó Erick mientras se agachaba para acariciarla.

-Es la perrita de unas amigas que...- levantó la vista y vio a las chicas patinar, mientras le daban una bella sonrisa a modo de saludo desde la distancia.

-Oye Brother, tú de que conoces a esas chamaquitas- preguntó Richard mientras las seguía con la mirada.

-Son unas amigas del gimnasio-. Contesto él, risueño.

-Amigas le dicen ahora...- dijo Christopher antes de carcajearse. Las chicas lo escucharon y miraron hacia donde él se encontraba. Justo en ese momento Joel las miró con una sonrisa nerviosa y ellas le lanzaron un beso. Venus levantando la pierna cual princesa Disney y Afrodita guiñando un ojo.

-Mambo- se le escuchó decir a Richard, provocando que ellas le dieran otra de sus sonrisas a él.

-Amigas...- repitió Christopher. -Inteligente el chamaquito- Dijo con aprobación, sin apartar su vista de las Diosas que desaparecían mientras patinaban con Freya ya en sus brazos. - Oye ¿llamaron a Zabdiel?

-Ese se durmió en el ascensor bro- contestó Richard mientras se reía por la cara de baboso que tenía su amigo.

La gran noche llegó y los nervios volvieron a invadir la sala. Ya antes de llegar Afrodita sufrió una crisis de autoestima y le costó volver a verse con el vestido que había elegido, como Joel le había hecho sentir en la tienda, pero por suerte ahí estuvo Atenea para calmarla y ayudarla, como siempre.

Venus, que fue la primera en llegar junto a Fabi, sentía que aún habían cosas que no le terminaban de gustar, así que la tensión podía verse en su rostro, lo que hacía que el probre muchacho temblase cada vez que quería decirle algo.

Batista tuvo que tranquilizar a la rubia, pues cada vez que miraba hacia las jaulas sentía que algo malo iba a pasar y que alguno de los chicos iba a caer. Aunque no sólo Bati trató de tranquilizarla, para eso Daniel fue muy bueno también en aquel momento.

A pesar del pánico general, la noche trascurrió a la perfección. Afrodita acomodó a todo el mundo en su lugar y después de cerrar las puertas se dedicó a retirar las primeras copas vacías que ya adornaban las mesas, mientras Atenea subía al escenario con el micrófono en la mano.

-Buenas noches a todas las bellezas que estáis acompañándonos hoy. Antes de presentarme me gustaría preguntaros algo... ¿Qué es lo que más le gusta a la gente además de la libertad?- hizo una pausa mientras se paseaba sensualmente por el escenario y escuchaba a las mujeres gritar. -Lo que más le gusta a la gente es la belleza. Así que si belleza es lo que realmente deseáis contemplar... ¡Aquí podéis contemplar toda la belleza que queráis! Solo debéis mirar hacia el cielo señoritas y disfrutar de la noche.- Concluyó señalando hacia las jaulas en las cuales se encontraban Jaden y Daniel. Michael se puso manos a la obra e hizo magia.

Los chicos se movían lentamente, al son de la música, dejando un río de suspiros por parte de toda la sala. Incluso las mujeres que se encontraban en la fiesta privada de la terraza se asomaron para ver que sucedía.

Cuando Daniel y Jaden terminaron su número aéreo, se acercaron a un par de mujeres y extendieron sus manos pidiendo que, por favor, bailasen con ellos algo de reggaetó en medio de la pista.

-¿Qué tal chicas, os ha gustado?- vitoreos. -Bueno, ahora sí me presento, me llamo Lilu, hija de Lillith y voy a ser la maestra de ceremonias de este magnífico espectáculo-. Silbidos y más vitoreos. -Dicho esto... ¿preparadas para ser... adoradas?- gritos -¿idolatradas?- más gritos -Yo no sé vosotras, pero yo dejaría que estos chicos me hicieran lo que quisieran. ¿¡QUÉ PENSÁIS!?- Gritos, aplausos, silbidos... Y las luces se apagaron.

Con únicamente las luces negras enfocando el escenario, cuatro chicos aparecieron sobre él, con camisetas blancas y pantalones negros, recreando una coreografía muy bien aprendida.

-Bellezas, ¿No estáis cansadas de que os digan cómo es una mujer como Dios manda? ¿No estáis cansadas de que os digan cómo debéis comportaros? ¿Cómo folla una mujer de verdad?- Gritos con la palabra Sí volaban por la sala. -A veces sólo queremos, que nos pregunten “¿Qué quieres?” Y que nos lo den ¡ya!, de una vez... Y que nos susurren al oído... “¿Te gusta así?”- La música volvió a sonar y mientras toda la sala vitoreaba a Atenea, ella bajaba del escenario dando paso al nuevo baile.

Jaden y Blacke bailaban al rededor de las señoritas que previamente habían seducido para subir al escenario, mientras Daniel e Izan se dirigían hacia la parte alargada del mismo. Poco a poco se iban quitando prendas y jugando con su sensualidad hasta quedar en calzoncillos. Con un salto de música cambiaron las posiciones y comenzaron a “follarse” a las invitadas de honor con todo su cuerpo cubierto de aceite.

Tras aquel grandioso espectáculo, se armó la fiesta, donde los chicos se paseaban por la pista únicamente en tanga y bailaban con algunas de las invitadas mientras ellas llenaban las ligas de billetes. Después un par de ellos fueron hacia la fiesta privada, para revolucionar esas hormonas y cambiaron el turno con sus compañeros una hora más tarde.

Poco antes de que la fiesta acabara los chicos volvieron al escenario junto con Atenea.

-¿Qué tal lo habéis pasado esta noche chicas? ¡Espero que hayáis disfrutado de nuestros demonios! Me acabo de dar cuenta de que sólo me he presentado yo, debe ser el egocentrismo que me ha heredado mi bella madre... permitidme que presente al resto de mis hermanos. A los platos tenemos a ¡Belcebú!, con apetito insaciable, se comerá hasta vuestros corazones... y junto a él, el señor de las bestias, el demonio de la lujuria... ¡Asmodeo! -Las mujeres se volvieron locas con Batista. - A mi izquierda, en la mejor barra de todo Miami se encuentra mi hermana ¡Idlu! junto al demonio del océano, ¡Leviatan! Portaros mal si no queréis que desate a sus bestias marinas... En la entrada, la belleza demoníaca que se a ocupado de vosotras toda la noche, mi hermana ¡Lili! -Seguían los aplausos- y por último pero no menos importante... los hombres de la noche, los demonios que han sacado a relucir hasta vuestro más oscuro deseo... ¡Lucifer! Nuestro europeo caliente, os dirá que es el mejor en todo lo que hace... creedle... ¡Mammón! La carita de niño que os dejará saciadas y vacías, porque arrasará con todo, lo quiere todo. ¡Belfegor! Que, creedme, preferiría pasar la noche metido en vuestras camas. Y ¡Amón! No le enfadéis o será muy duro con vosotras chicas. ¡Muchas gracias a todas hermosas! ¡Seguid disfrutando de lo que queda de noche!