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Afrodita-Lili

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Atenea-Lilu

Capítulo 60 La despedida de Joel

  • Foto del escritor: denovelasvalacosa
    denovelasvalacosa
  • 26 jul 2022
  • 18 Min. de lectura

Actualizado: 21 nov 2022

Atenea se despertó casi tan cansada como cuando se había metido en la cama. Aquella noche, que ya de por sí había sido de locos en el club, había notado en la actitud de su mejor amiga algo que la dejaba preocupada, lo que le impedía dormir con tranquilidad. Además del frío que emanaban, tanto ella como Blacke al pasar el uno al lado del otro, algo en su rostro, en sus ojos y en su falsa sonrisa le decían que su corazón había tenido épocas mejores.

Salió de su cuarto decidida ha hacerle hablar, a prestarle su oído y su hombro para llorar si era necesario, pero cuando abrió la puerta la cama estaba desecha y vacía. ¿Dónde diablos se había metido la morena? ¿En qué momento se marchó si habían llegado juntas?

Agarró su teléfono que se encontraba en la mesilla de noche de su dormitorio y le escribió un mensaje para ver si le llegaba. La respuesta fue casi inmediata, como si justo estuviese pensando en escribirle también.

<<Mi amor, estoy en casa de Blacke, vino a buscarme poco después de que llegásemos para hablar y hemos terminado aquí. Ahora voy a dormir un rato pero nos vemos para comer si quieres.>>

<<Sin problema, cariño. Me había preocupado al no verte. Y sí, me apetece mucho unas horitas a solas para las dos, siento que hace mucho tiempo que no estamos juntas y a solas.>>

<<Hecho. ¿Nos vemos a las tres en el peruano?>>

<<¿Qué tal si nos vamos a Wynwood y damos luego un paseo por el distrito?>>

<<Perfecto. Nos vemos en la parada del bus>>


Selene dormía, aunque no plácidamente, cuando Erick tuvo que dejar el departamento. Ambos habían pasado una mala noche al tratar de imponer sus puntos de vista sobre los del otro al momento de hablar sobre el futuro. Por una parte, Erick deseaba seguir los pasos de Joel e irse a vivir con ella a Argentina. Por otro lado, ella le decía y repetía que eso era una locura. Joel se iba tras su novia, quien perseguía sus sueños en el mundo de la moda y le había salido una oportunidad muy importante. En un lugar donde él podría seguir haciendo música. Él pretendía seguir a alguien que no podía dejar su país por sus estudios y obviamente por toda la burocracia que aquello conllevaba.

Pero no es como que en Argentina no pueda seguir cantando. —Trataba de hacerle entender—. Mira a Lali o a Tini o MYA...

Pero no estarían juntos. CNCO no puede separarse y yo no voy a ser la razón para que eso pase. No pongás ese peso sobre mis hombros. —Le decía.

No eres la razón, la razón soy yo. No quiero seguir a miles de kilómetros de ti.

Eso podemos solucionarlo de otra forma, en algún momento. Por ahora es como es y tenemos que aceptarlo. Pero si no podés, quizá debería marcharme y dejar esto acá.

Esas palabras seguían en el subconsciente de ambos, reconcomiéndolos por dentro, haciendo de sus horas de descanso, nada y dejando su mente en cualquier lado menos en el que debía estar. Y ese era el peor día para no estar enfocados.

Para cuando la Diosa de la Luna se despertó, encontró en la nevera una nota que rezaba: Te amo y no quiero que esto termine por nada del mundo. Por favor, ven esta noche a vernos cantar al club y olvidemos lo que pasó anoche. XO E.

La sonrisa de Selene fue genuina. Despertar con aquellas palabras había sido hermoso y romántico, pero que lo firmase, como si ella no fuese a saber de parte de quien iba, le había resultado terriblemente tierno.

Ella sabía y lo supo desde el principio, que mantener una relación con el cantante sería complicado y más a la distancia. El amor que se tenían era fuerte, único y verídico y no podía, ni quería, perderlo por nada del mundo, pero tenía que hacerle entrar en razón. Sí, está bien, era joven e impulsivo, pero debía pensar con claridad. ¿No sería más fácil hacer lo que fuera posible para que ella pudiera estudiar en Miami? Eso era algo en lo que ya había pensado en incontables ocasiones y por eso mismo, antes de aquel viaje había tomado la decisión de iniciar los trámites para una visa y un traslado. <<Quizá sea momento de informarle de mis planes. No vaya a ser que haga una locura y esta noche anuncie que él también se va>> pensó mientras se desperezaba.


Para cuando los chicos se encontraron en casa de H. antes de ir al club, Richard se dio cuenta de que algo ahí no marchaba como debería. Si bien todos estaban apenados porque sería el último concierto de CNCO siendo 5, podía ver en el rostro de sus compañeros que algo más les ocurría y aunque no estaba cien por cien seguro, algo le decía que tenía que ver con las dueñas del Lilith y en el caso de Erick, probablemente con Selene.

No dijo nada, se hizo el loco, que se le daba muy bien y esperó a que ellos solitos se explicasen. El único que lo hizo fue Erick, que confesó haber tenido su primera gran discusión con la Diosa y que no había podido dormir en toda la noche.

—Hoy no es un buen día para traer el drama con nosotros —le comentó, aunque en tono cariñoso.

—Ya sé, hermano, pero ¿Qué le puedo hacer? Sólo espero que lea mi nota y se le pase. Ojalá no hablase enserio ayer al decirme que lo nuestro había terminado.

—Bro, esa chamaquita está loquita por ti. No creo que vaya a dejarte como si nada de un día para el otro. Seguro que hoy viene a vernos tocar y lo solucionan.

—Asere, papi. Dios te escuche.


Blacke despertó a Afrodita con un beso en la mejilla. Uno suave y dulce que le hizo sonreír. Después lo acompañó de un lindo abrazo por la espalda y un movimiento sutil pero certero cerca de su trasero.

La Diosa volvió a sonreír al notar lo que había despierto tras sus nalgas y se restregó un poquito para sentirlo mejor.

—No me hagas sufrir hoy, por favor —le susurró el niño al oído.

—No creo que pudiera resistirme a tus encantos más de dos mañanas seguidas.

—Eso es lo que me gusta escuchar.

Dos segundos más tarde ambos se encontraban sumergidos en caricias y gemidos de placer que escucharon todos los que aún se encontraban en la casa.

Al salir del dormitorio, Dimitri, uno de los compañeros de piso del joven, le dio una sonrisa divertida al verla completamente colorada por el maratón que acababan de tener. Colorada y sudada.

—Lo pasaron bien hoy, ¿eh? —Lovi se puso más roja todavía mientras los chicos se reían y chocaban los cinco—. Lili, si no quieres que te escuchemos, deberías taparte la boca un poco, o pedirle a él que te la tape. —No supo como tomar aquel comentario hasta que lo aclaró. —Aunque nosotros no tenemos problema con el ruido. De verdad. No te avergüences, es de lo más natural. Hay que dejar de ser tan remilgados en esta vida. ¿No es eso lo que promueves con tu club?

—Algo así. Blacke, te espero en tu cuarto, voy a cambiarme. —Se bajó un poco la camiseta al ver como el otro chico la miraba de arriba a abajo—. Dimitri, siempre es un placer hablar contigo.

—Ouch, esa ironía me ha dado de pleno en el corazón. Un placer es verte a ti, preciosa.

—¡Eh! Ojo con lo que dices. Somos amigos, pero no te pases de la raya con mi chica.

—Disculpe, caballero. —Esperó un momento hasta que Lovi se metió en el dormitorio y siguió hablando—. ¿Hasta cuando tengo que esperar para que sea mi turno?

—Cállate la boca. Será mejor que te vayas, vas a llegar tarde a no hacer nada con tu vida. —Blacke se metió en la cocina un poco molesto por el comentario.

Sí, solía jugar con las mujeres tanto como ellos, pero lo de Lili era distinto. Lili era importante y no podía cagarla. Con ella no.



Venus y Fabricio aprovecharon la mañana para verse, ya que sentían que hacía siglos no pasaban tiempo juntos. Después, recogieron al pequeño de sus clases, fueron juntos al gimnasio para que asistiera a karate y aprovecharon para entrenar ellos también.

—Se que algo te ronda la cabeza —le avisó el chileno.

—Nada que no pueda controlar. Ya sabes, yo puedo con todo.

—A veces poder con todo no quiere decir que no necesites descargar.

—Lo sé, por eso mismo vamos a darle unos golpes al saco de boxeo. ¿Sí?

—No me refería a eso —Vee le miró fijamente, indicándole que dejase la conversación ahí—. Chanchi, no me mires así. Sabes que estoy en lo cierto ¿Quieres que hablemos?

—No. Ayer hablé demasiado, ya dije todo lo que tenía que decir a quien se lo tenía que decir, ahora sólo quiero pasar página.

—¿Seguro?

La chilena sabía que no era cierto, que en realidad se había desahogado con la persona equivocada, o bueno, no con la persona equivocada, sino que no lo había hecho con quien realmente debía hacerlo y aunque eso le tenía la cabeza hecha un lío, no iba a dejar su orgullo a un lado sólo para volver a hablar con él. La minúscula interacción que habían tenido al salir de casa de Richard fue más que suficiente para comprender que fuera lo que fuera que hubiera entre ellos, estaba roto, dañado, acabado. Aunque le doliese en el alma.


La noche llegó y con ella un abanico de sensaciones que tenía a todos con el alma en vilo.

Las chicas iban a disfrutar en directo de un concierto que el resto del mundo disfrutaría a través de sus pantallas. Además, se despedían de su amigo, del incondicional, de quien dio paso a un montón de situaciones bizarras que jamás esperaron que pasasen del modo en que lo hicieron, porque sí, no olvidemos que ellas llegaron con un plan a Miami, con la idea fija en conocer a esos a los que ahora rehuían, a aquellos de quienes se habían enamorado y ese plan se fue olvidando poco a poco a medida que les iban conociendo, porque aunque el comienzo fue planificado, lo que pasó después les tomó por sorpresa y el único que había hecho eso posible, Joel, se estaba yendo, las estaba dejando. Y lo hacía en el peor momento, cuando veían que todo se iba por la taza del baño.

Las lágrimas no tardaron en aparecer en el momento cruzaron la puerta del club. Venus y Afrodita trataron de aguantar la compostura hasta ese momento, pero fue al ver a su amigo, a Joe, a Jojo, que toda la frialdad con la que habían pasado el día, se desvaneció.

Los chicos ensayaban sobre el escenario y hablaban entre ellos las posiciones que tomarían y qué podían o no decir delante de las cámaras.

La decoración del Lilith había cambiado, pero el hermoso mural de la primera mujer en el mundo seguía ahí, intacto, a pesar de que imaginaron un gran cartel con el nombre del grupo en su lugar.

—Fue Christopher —le dijo Selene a Afrodita cuando vio el brillo en sus ojos—. El departamento de decoración trajo el cartel enorme que se encuentra sobre los espejos, pero él les impidió ponerlo. Sabe lo importante que es para ustedes. —Sonrió al ver un par de lágrimas resbalar por sus mejillas—. Después Richard sugirió que lo colocaran ahí cuando insistieron. Ya sabés, con la excusa de que las cámaras se reflejarían en el momento cambiaran de escenario.

—Eso fue muy inteligente de su parte —comentó Atenea.

—No le fue fácil, igual, insistieron mucho, pero al final claudicaron cuando todos se pusieron de acuerdo en que les molestaría mucho no ver el mural.

—No nos molestaría —argumentó Venus— pero es un hermoso detalle por su parte que lo hayan dejado. —Le dio cariñosamente con el hombro a Lovi y ésta fijó la vista donde ella la tenía. En los ojos del ecuatoriano.

—Les tengo que contar algo, por cierto.

—¿Qué pasó? —Se interesó Vee.

—Será mejor que nos sentemos, —Lovi volvió a la conversación cuando escuchó esas palabras—, los chicos están por empezar la prueba de sonido. —Atenea guio a sus amigas hasta los asientos asignados para ellas y saludaron a H. y Clara quienes ya habían tomado posición tras las cámaras.

—Estoy buscando la posibilidad de quedarme en Miami. O bueno, de venir de forma permanente.

Todas, incluida Dana, que ya estaba ahí esperando, se asombraron y sonrieron al escuchar la noticia.

—¿Se lo has dicho ya a Erick?

—No, todavía no. A ver... Anoche tuvimos una discusión. El boludo me dijo que él también quería dejar la banda para venir a Argentina conmigo.

—Ay, pero qué romántico —comentó la valenciana.

—De romántico nada. Sí Erick se va, ciao CNCO y yo no voy a dejar que el dolor de todas sus fans pese sobre mis hombros, boluda.

—También es verdad.

—¿Y cómo se lo vas a decir?

—No sé —confesó— cuando llegué apenas hablamos porque estaba ocupado y... —se quedó callada un segundo mirando hacia su novio—. Tampoco sé muy bien que decirle si todavía no sé si pueda hacerlo, pero tengo miedo que de la nada anuncie en medio del concierto que lo deja.

—No si... es que después de ver a uno irse tras la novia, ¿Qué le impide al otro hacerlo? —Reflexionó Atenea.

—Exacto. Me muero como diga algo así arriba del escenario.

—¿Te imaginas? Ahí si te ganas el odio de todo el mundo.

—El nuestro incluido —bromeó la chilena.



El concierto salió según lo previsto, dando a sus fans pequeños momentos emotivos, muchas imágenes para el recuerdo y una despedida que cualquier artista querría para su retiro; lo que dejó contento a todo el mundo a pesar del mal trago que estaban a punto de vivir. Despedirse de un gran amigo.

Mientras los técnicos retiraban cables, cámaras y atrezo, Vee se dedicó a preparar sus famosos besos del diablo para ambientar la noche. Si iban a llorar, al menos lo harían con alcohol en el cuerpo.

H y Clara se fueron poco más tarde que el resto del equipo, dejando al fin solos a los nueve amigos que habían decidido que esa noche no se dormiría.

Aprovecharon la intimidad del momento para charlar sobre viejas anécdotas que habían vivido en sus tours o a lo largo de sus vidas y dejando a un lado los problemas personales que pudieran tener, todos comenzaron a divertirse. Incluso buscaron vídeos en internet para apoyar sus historias.

—¿Crees que algún día olvidaran aquel momento en el que la vida te cambió la vida? —le preguntó Vee a Christopher antes de echarse a reír a carcajadas.

—No creo. La gente no perdona errores ni cuando saben que los nervios te pudieron. Pero oye, que puedo decir, la vida me cambió la vida.

—Bueno, algo que yo no voy a olvidar jamás es aquel día que Zabdiel rompió una cama de un hotel al saltar de una ventana.

—Las fans tampoco olvidarán el día que perdí la cartera en el hielo. —Todos se echaron a reír de vuelta.

—¿Cómo llegó tu cartera hasta ahí? —la curiosidad de Lovi pudo más que el dolor de tripa que sentía en aquel momento por la risa.

—Eso es información confidencial, Love.


Tras un par de horas ya todos iban entonados y las anécdotas se estaban acabando, al menos aquellas que querían contar. Por lo que Erick agarró las guitarras que se encontraban sobre el escenario, le tendió una a Zabdiel y todos se miraron, asintiendo y dando paso a lo que aquella mañana habían hablado.

—Hermosas, hemos pensado a lo largo del día que queríamos darles un regalo por haber dejado que hiciéramos aquí el show. Así que con los chicos, hemos preparado una canción que creemos que formará parte de nuestro primer álbum como cuarteto. —Comentó el dominicano—. Hermano ¿Te importa si tocamos algo?

—Sin problemas, bro. Denle con todo.

Zabdiel acomodó la guitarra sobre sus rodillas, miró a Erick y como si fuera lo más normal del mundo, ambos tocaron al unísono la melodía de lo que, pronto, Christopher comenzó a cantar.

—A las malas aprendí a no juzgar un libro por su portada —levantó la vista y miró directo a quien le quería dedicar la estrofa—. Aunque tú tenías amor en la mirada, me perdí en ella y nunca lo encontré. Tarde lo noté.

—Porque cuando te vi, me entregué a ciegas y todo para nada —continuó Erick imitando el gesto de su amigo, aunque en su caso desvió la mirada hacia Selene—. Para mí eras la correcta, pero eras la equivocada, como hacer que mi mente no conteste más tus llamadas.

—Quién le dice al corazón, —siguió Zabdiel con los ojos cerrados, recordando cada momento vivido con Venus— que no tiene razón, que a veces se equivoca, cuando elegí tu boca. No quería perder tiempo y lo perdí ¿Qué hiciste con los besos que te di?

—Quién le dice al corazón, que no tiene razón, que a veces se equivoca, cuando elegí tu boca. No quería perder tiempo y lo perdí ¿Qué hiciste con los besos que te di?

En aquel momento, mientras los cuatro cantaban aquella triste canción, las chicas viajaban por el tiempo recordando, al igual que lo hacían ellos, momentos dolorosos en sus relaciones. Momentos que no estaban borrosos en lo absoluto por lo recientes que habían sido. Todas excepto Dana, que disfrutaba de la magnífica calidad bocal del chico que le gustaba.

—Ay, esta noche pa' olvidarme de ti me traje una botella de Hennessy —prosiguió Zabdiel con la copa en la mano, dejando de rasgar la guitarra y señalando a Vee con ella— aunque me haga el fuerte no es tan fácil, aunque te quise me pagaste así.

—Y yo que te creía... —rio irónico el ecuatoriano mientras cantaba— esa fue mala mía. Lo que un día nos juramos se quedó en la fotografía.

—Enamorarme de ti no era necesario —en esta ocasión Richard sí miró a Dana, en una especie de declaración de intenciones que nada tenía que ver con el tono de la canción— no conocía tus efectos secundarios.

—Y yo que te creía, esa fue mala mía. Lo que un día nos juramos se quedó en la fotografía...



Joel se acercó a la barra y sacó de la nevera una botellita de agua. Después, al ver que Lovi se acercaba a él con una mirada bastante desanimada, se agachó de nuevo y agarró otra para ella. Se la cedió y ambos se quedaron callados, diciendo sin palabras todo lo que se querían decir.

Al cabo de unos segundos ella le sonrió sin mostrar los dientes, con pena, y él hizo lo mismo, dando paso así a un fuerte abrazo.

—¿Vas a arreglar las cosas con Chris?

—¿Qué quieres decir? —Se sorprendió la española.

—No soy tarado, wey, he visto como se miraban mientras cantaban La equivocada. Sé que entre ustedes pasa algo, aunque no me lo hayan querido contar.

—Es complicado.

—¿Cómo de complicado? —se interesó—. Por lo que he visto parece que los únicos que lo complican son ustedes dos.

—Tengo pareja.

—Pero esa no es la verdadera razón. ¿Qué es lo que pasa? ¿Le quieres? —Afrodita suspiró sin dar respuesta—. Mira, por lo que conozco a Chris te puedo decir que no se parece en nada a la imagen que se le ha dado de mujeriego. No te voy a negar que un poco lo ha sido, wey, ese ha tenido a cuanta mujer le ha parecido. Pero eso no quiere decir que si en algún momento te ha hecho sentir algo, no haya sido genuino.

—Se acostó con Venus después de acostarse conmigo. Si eso no es ser un mujeriego...

—No, no lo es. —La miró seriamente mientras pensaba en que decir, porque aunque no le sorprendía su declaración, tampoco se la esperaba—. Verás, como todos sabemos, la vida de Chris no ha sido fácil y le ha llevado por caminos duros. A pesar de eso nunca perdió la esperanza de llegar hasta donde ha llegado y eso debería hacerle feliz, pero, echando la vista atrás y hasta el día de hoy, puedo decir con total certeza que jamás le había visto tan triste como en este tiempo. Hubo una época en la que sonreía mucho más que de costumbre y me atrevería a decir que... —dejó de hablar—. Sabes qué, wey, esta no es una conversación que debieras tener conmigo. Ve y habla con él, porque una cosa te puedo asegurar. Zabdiel y Chris nunca quisieron cantar este tema porque no lo sentían y si ahora lo hacen es porque le quieren mandar el mensaje a alguien y no me equivoco si digo que ese alguien está en esta sala.


Selene y Erick desaparecieron poco después de terminar el pequeño recital. Ella le agarró del brazo y lo arrastró hasta una de las salas VIP para poder hablar tranquilos.

—¿Me dedicaste el tema? —le preguntó incrédula—. ¿Creés que soy la mujer equivocada en tu vida?

Él se rascó la nuca con nerviosismo. Se mordió la mejilla derecha y antes de que pudiera responder a sus preguntas con un rotundo no, ella continuó hablando, aunque esta vez con bastante más pena en el tono de su voz.

—Vine ha hablar con vos porque leí tu nota y porque ayer creo que no reaccioné correctamente ante una declaración tan hermosa como la que me hiciste, pero es que no podés dejarlo todo por mí. Yo, sin embargo, después de pensarlo mucho, siento que tampoco puedo vivir con vos a tantos kilómetros por más que todo el mundo quepa en el teléfono —Erick sonrió por la referencia a la canción de Sin Bandera—, por eso he pensado y si vos estás de acuerdo, que podría tratar de cambiarme de universidad y venirme acá con una VISA de estudiante. ¿Qué decís?


Cuarentaicinco minutos más tarde, la pareja apareció de nuevo como si nada hubiera pasado entre ellos, sonriendo y agarrados de la mano, y aunque pensaron que nadie había notado su ausencia, Atenea, a la que no se le escapaba nada, se acercó a ellos con una sonrisa divertida y le hizo un gesto a Selene con la mano, para que se limpiase la boca. Ella, sin pensarlo llevó la mano a sus labios y el cubano comenzó a reír por lo inocente que era su chica.

—Nos ha pillado —le dijo entre risas.

—Y ahora puedo enviar a los medios un vídeo porno protagonizado por un famoso. Me voy a hacer de oro.

La cara de ambos cambió al escuchar sus palabras y la rubia no pudo contener la risa.

—Tenéis suerte de que aún no las hayamos puesto a funcionar, pero hace un par de días mandamos instalar cámaras, inclusive en las salas VIP para asegurarnos de que nada extraño sucedía. Ya sabéis, por seguridad. —Ambos la miraron asustados—. Tranquilos, que no funcionan por ahora. No hemos avisado aún a los empleados.

—¿Entonces cómo te has... —Atenea alzó las cejas antes de que Selene terminase la frase.

—Porque soy una persona muy observadora y tu novio lleva la bragueta desabrochada. Erick, cariño, que se te va a salir el pajarito. —El cubano se llevó la mano al pantalón y subsanó rápidamente aquello. —Me alegro de que hayáis solucionado vuestros problemas de pareja, aunque haya sido en mi club. Supongo que Selene te ha dado la noticia después de tremenda directa. —Comentó—. Los demás también están solucionando sus dramas personales.


Venus, que no sabía quedarse callada, se acercó a Zabdiel cuando éste se fue hacia una de las mesas a guardar su guitarra en la funda y esperó a que acabase con lo que estaba haciendo para encararlo.

La cara del boricua no tenía expresión. Ni buena, ni mala, simplemente reflejaba el vacío que sentía en aquel momento.

—¿Hay algo que quieras comentar? —le preguntó.

Lo que en cualquier otro momento habría hecho saltar chispas entre él y Vee, pero tras ver su indiferencia, la Diosa, decidió reaccionar de manera totalmente inesperada.

—Lo siento.

—¿Qué sientes?

—Haberte hecho daño.

—Gracias por disculparte. —Se le fue ablandando la mirada.

—Hay algo que debería explicarte, pero todavía no estoy preparada. ¿Crees que en algún momento podamos sentarnos a charlar sin pelear? —Aquella canción le había hecho darse cuenta de que por más orgullosa que fuera, la primera en lastimar había sido ella y debía disculparse.

—Claro, mami, al fin y al cabo los dos somos personas adultas. En algún momento dejaremos de comportarnos como críos. —Vee sonrió.

—Ni Tebbi es tan infantil como nosotros. —Ese comentario les hizo reír—. Pero hoy no es el día.

—Está bien. Hoy podemos volver a ser los amigos que éramos al comienzo.

Él también quería solucionar aquello, y aunque no estaba listo para mantener una relación con ella por miedo a salir lastimado, quería dejar todo lo malo atrás.

Vee, sin poder contener las ganas, se lanzó a su cintura y lo abrazó hasta que sintió como sus brazos le rodeaban.

—Comencemos por bailar. —Se separó de él, le agarró de la mano y tiró del boricua hasta llegar a la cabina del Dj.


Afrodita dejó a Joel con Dana y Richard, que se acercaron para agarrar la botella de ron, y se dirigió hacia donde el ecuatoriano había quedado completamente sólo.

Le tocó el hombro para llamar su atención, ya que estaba de espaldas a ella y éste se giró con los ojos enrojecidos y brillosos.

—Chris ¿Estás bien?

—Sí, sólo se me metió una pestaña en el ojo. —Ella torció la cabeza, dándole a entender que no le creía—. ¿Qué necesitas?

—Venía a darte las gracias. —Él se sorprendió—. Me dijo Selene que fuiste tú quien pidió que no se ocultara la pintura. ¿Sabes? Fue mi idea que estuviera ahí.

—Lo sé, por eso lo hice. Supuse que te gustaría que se mantuviese.

La Diosa tragó saliva.

—También vengo porque creo que tenemos que hablar sobre lo que pasó el otro día. Bueno, de muchas cosas en general, pero de eso también porque fue lo más reciente y claro, debería aclararte porque dije lo que dije e hice lo que hice y... —Había hablado tan rápido que casi le hizo reír.

—No te entiendo si hablas a tal velocidad. ¿De qué quieres hablar exactamente?

—Quiero decirte que tienes razón. Soy la equivocada. Me porté mal al mentirte cuando te dije que no recordaba lo que pasó la primera vez que tú y yo... ya sabes.

—¿Qué nos acostamos?

—Sí, eso. La primera vez... yo... la recuerdo perfectamente. Cada detalle, cada momento. También las posteriores y lo que te dije la otra noche... —La mirada atenta del cantante la intimidó un poco, así que agachó la mirada—. Lo siento de verdad. Sí. Te quiero. Me gustas desde hace mucho tiempo, no te imaginas cuanto —se rio al recordar que la principal razón por la que decidió ir a Miami fue conocerlo— pero me han hecho tanto daño a lo largo de mi vida que sentí pánico y me refugié en la vieja conocida como la amnesia post borrachera. Total que, cuando fui a España, mi primo me dio una lección de vida y volví dispuesta a sincerarme tal y como estoy haciendo ahora —se volvió a acelerar por los nervios— pero entonces estabas con Vee y claro ¿Cómo te iba a decir que te quería si salías con mi amiga? —cogió aire— pero lo hice el otro día. Ya sabes, los borrachos no mienten y yo no soy la excepción. Pero... no puedo. No puedo estar contigo porque tú no sientes lo mismo por mí y no estoy dispuesta a que me vuelvan a lastimar, por eso estoy con Blacke, porque él me quiere y me lo ha demostrado tantas veces que no puedo contarlas y sé que él no me va a lastimar y que puedo confiar en él o... bueno, al menos eso espero. El caso es que quería confesarte que sí, que te mentí, que me alejé por miedo y que lo mejor que puedes hacer es ser simplemente mi amigo, que es lo que trato de explicarte desde el día uno.

Al terminar de hablar, Christopher aguantaba la risa. No porque sus palabras le hubieran hecho gracia, para nada. ¿Lo recordaba todo? Bueno, eso no le sorprendía, lo que sí no esperaba era aquella declaración después de decirle a la cara que había sido la mujer equivocada y que siguiese diciendo que él no sentía nada por ella.

—Lovi, lo único que tengo para decir es que acepto que quieras estar con otra persona. La elección es tuya y creo que después de todo lo que pasó yo tampoco estoy listo para una relación. Pero si hay algo en lo que te equivocas es en asumir que yo no siento lo mismo por ti, porque sí lo hago. A mí también me gustas, aunque como te dije el otro día en la bahía, cuando volvías a huir de mí, voy ha hacer lo posible por olvidarte, porque al fin y al cabo, funcionamos mejor siendo amigos ¿Verdad?

 
 
 

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2 Comments


Lou <3
Lou <3
Jul 26, 2022

Me encuentro sin palabras

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Lou <3
Lou <3
Jul 26, 2022

🥺🥺quiero llorar🤧

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Joel Pimentel

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