Capítulo 6 Conociendo a Joel
- denovelasvalacosa
- 26 dic 2020
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 21 dic 2021
-Yo soy Atenea- respondió rápida, dejando tiempo para que sus amigas volvieran a la tierra.
-Afrodita- estiró la mano y él, divertido, la tomó y le dejó un beso largo y dulce. Todo su cuerpo tembló en el preciso instante que la soltó.
-Venus, Vee para los amigos- y ella, tan descarada como siempre, se acercó, pasó su mano por la cintura del cantante y dejó un beso en su mejilla. Los nervios no cambiaban en absoluto su forma de ser.
-Yo soy Kerly, encantada- habló con la sonrisa que le caracterizaba, para después presentar al pequeño Esteban y a Freya, puesto que fue a ella a quien le preguntó por sus nombres.
-Encantado de haberlas conocido, espero verlas pronto por acá.
-Espero que no- respondió Afrodita sin pensar. Luego se dio un golpe en la frente, mentalmente por lo que había dicho. Joel abrió los ojos con sorpresa pues era la última respuesta que esperaba.
-Creo que es demasiado obvio que no nos gusta mucho el lugar- trató de arreglarlo Vee.
-Ah, bueno, pero si se suman a hacer ejercicio conmigo podemos divertirnos también, hoy me alegraron las horas ahí dentro- La sonrisa de las chicas fue más que evidente.
-Lo pensaremos- respondió Lovi mientras fingía seriedad.
-Vendrán- afirmó Atenea.
El Mexiamericano se fue poco después, no sin antes dejar una última caricia sobre Freya y despedirse chocando los cinco con Tebbi.
Días más tarde Venus llamó a las posibles nannies para su hijo, pues se sentía mal por abusar de la bondad de Kerly y Bryan, que siempre se quedaban con él cuando ella tenía cosas que hacer.
La primera en llegar fue Sophie. Una chica de veinte años muy dulce que cautivó a Venus con sus ojitos tiernos y su forma de hablar. Sintió que sería muy delicada con Tebbi y lo demostró cuando le pidió que pasara la hora de la comida con él. El niño estaba entretenido y encantado con ella.
La segunda fue Aldana. Ella tenía treinta años. Estudió diseño de moda y decía que mientras se hacía un hueco en el “mundillo”, necesitaba dinero para mantenerse. Había pasado su vida cuidando niños, con lo cual había una amplia lista de recomendaciones. El día de la entrevista le entregó tres cartas de antiguos jefes que hablaban maravillas de ella.
-Aún así cometí errores muchas veces, desde luego, pero aprendí de ellos. -Le contó.
A Venus le gustaba su sinceridad. La dejó jugando con Tebbi mientras se iba a hacer unas compras y cuando volvió su hijo estaba feliz, riendo y cantando con ella.
La última mujer fue una señora de cuarenta y cinco años. Madre de dos mujeres de la edad de Venus y abuela de un niño de aproximadamente la edad de Tebbi. A Vee le encantó por su experiencia personal. Cambió de opinión al dejar a su hijo con ella mientras iba a casa de las chicas y escuchó como le gritaba cuando se subía a los muebles. Lo pasó por alto, pero al llegar a casa la encontró viendo televisión mientras su hijo jugaba solito en el dormitorio.
-Muchas gracias doña Raquel, me pondré en contacto con usted en caso de necesitarla-. Le dijo estrechando su mano para despedirse de ella.
Venus se acercó a la habitación para ver a su bebé y mientras preparaba la cena le preguntó:
-Mi amor, ¿con quién te lo has pasado mejor hoy?-. El niño no dudó y contestó
-¡Aldana!-. A Tebbi se le iluminaron los ojitos y sonrió. -¿Viene mañana a juga?
-Mañana no, pero pronto vendrá. ¿Te parece bien?
-¡Chi!- gritó feliz y corrió haciendo un pequeño baile al rededor de la isla.
Aquella noche, Vee, junto a Atenea y Afrodita, fueron al local para darle un último vistazo. Ya estaba casi todo listo y Fabi tuvo mucho que ver con eso, pues él era quien se quedaba limpiando cada vez que los obreros terminaban una zona.
La papelería estaba en la imprenta y las redes sociales listas para ser seguidas. Batista, aprovechando su fama, hizo un llamado a sus seguidoras para que pasasen por el local el día de la inauguración, prometiendo un espectáculo para todos los sentidos.
Entre todos decidieron que él debía hacer un pequeño número, pues todas las reservas que tenían hasta el momento habían salido de su club de fans.
Cuando llegaron al Lilith, Batista estaba de brazos cruzados mientras los chicos ensayaban.
-¿Qué sucede Bati?- preguntó angustiada Afrodita.
-Michael dice que no va a pinchar la canción que he elegido para mi baile- dijo enfurruñado cual niño pequeño.
-¿Qué canción? ¿Porqué no quieres usarla Mich?- preguntó Venus aguantando la risa al ver la cara de su amigo. El Dj salió de la cabina y esclareció la situación.
-¡Quiere usar Yo perreo sola!- dijo indignado. Atenea abrió los ojos con sorpresa y no pudo contener la risa, al igual que sus amigas.
-¡No se de que se ríen, fue un boom en su momento, deberíamos recuperarlo!- continuó Batista con enojo.
-¡NI DE COÑA!- Gritó entre carcajada y carcajada Afrodita.
-No way my friend!- Siguió Venus agarrándose la tripa por el dolor.
-¡Nein!- finalizó Atenea en Alemán y siguió riendo. Batista bufó y con el ceño fruncido cedió.
-Ok, pues elijan ustedes la canción... En este sitio no se tienen en cuenta mis ideas...- dijo susurrando.
-Pareces más chiquito que Tebbi- le reprendió Venus tratando de no reír más.
A la mañana siguiente Atenea se despertó de golpe sudando y con la respiración agitada. -Maldito Fabi...- dijo mientras trataba de bajar sus pulsaciones con respiraciones profundas.
Salió de su habitación y se encontró a Afrodita preparando café.
-Venga señorita, a la ducha que hoy tenemos mil cosas que hacer-. Le dijo mientras le pasaba un vaso caliente con su café con leche. -Estoy haciendo tostadas para desayunar. Estará todo listo para cuando salgas-.
Atenea le dio un sorbo a su café y se fue con él hacia su dormitorio nuevamente. Subió las persianas, abrió la ventana y sacó del armario unos vaqueros rotos y una blusa fina. Se duchó, se secó el pelo, se maquillo sutilmente y resaltó únicamente sus labios con un color rosa fuerte. Volvió a la cocina y encontró un plato con tres tostadas en su lado y a Afrodita con un moño y el pijama sentada en su sitio comiendo con ansia.
-Me moría de hambre- le dijo con una sonrisa triunfal. -Madre mía, ¿tú a quien quieres matar de un infarto?- le preguntó a su amiga.
Atenea puso una sonrisa coqueta, se encogió de hombros y se metió una de sus tostadas a la boca.
Venus pasó a buscar a Lovi por la mañana para recoger la papelería de la imprenta, así que ella aprovechó para sacar de paseo a Freya, que bien feliz corrió hacia la puerta. Vee, que empujaba el carrito de Tebbi mientras patinaba, le preguntó a su amiga por el plan de la tarde, pero el niño se adelantó pidiendo ir a la playa. En ese momento, la pequeña bola de pelo se puso a ladrar y a menearse contenta y no fue hasta que miraron al frente que descubrieron la razón.
-Señoritas- saludó Joel.
-Joel, ¿Qué tal?- preguntó Afrodita, que ya se había acostumbrado un poco más a su presencia.
-Muy bien, gracias ¿y ustedes? ¿Irán al gimnasio más tarde?
-No, hoy no podemos ir...
-Claro, están de niñeras- dijo mirando al pequeño. Se acercó a él y le dijo: -High five my friend-.
-¿Cómo? ¿Lo dices por Tebbi?- se rio Venus. -No, él es mi hijo...- A Joel se le abrieron los ojos asombrado y la boca le siguió.
-Disculpa, pensé que era el hijo de su amiga. ¿Cómo se llamaba?... ¿Kira?
-Kerly- corrigió entre risas Vee. -No, es mi bebé-. Le confirmó mientras revolvía el pelo liso de su hijo.
-Entiendo- le lanzó una sonrisa a las chicas y continuó hablando. -Y ¿Dónde iban?-.
-Pensábamos pasar por casa a dejar a la pelusa y luego llevaremos a Tebbi a la playa a que juegue un rato. ¿Tú?- preguntó Afrodita curiosa.
-Pues tengo que ir a comprar un regalo y luego pensaba ir al gimnasio. Pero... ¿les parece si vamos a tomar un café?-. Las chicas se miraron, sabían perfectamente para quien sería ese regalo.
-Debo dejar a Freya en casa...
-No hay problema, déjenme sus celulares, yo voy a comprar y cuando esté listo les escribo para ese café ¿les parece?- Vee fue la primera en recitar su número, aún sin poder creerlo.
Entraron al departamento y al soltar a Freya el teléfono les vibró. A las dos. Lo sacaron y su cara fue la misma. Sonrisa, ojos brillosos y mucha, mucha emoción. Joel había creado un grupo junto con ellas y les escribió: “Para que nos pongamos de acuerdo y pueda seguir teniendo a mis animadoras en el gimnasio. Sin ustedes no es lo mismo”. Ellas se miraron y soltaron un gritito seguido de pequeños saltitos. Recibieron un segundo mensaje. “No sé que comprarle a mi amigo. ¿Me ayudan?”. A Venus le temblaron las manos. ¿Elegir el regalo de Christopher? ¿Dónde, cómo, cuándo?... “Por supuesto, dinos donde estás y pasamos a buscarte” contestó Afrodita.
Vieron un par de tiendas antes de que Lovi encontrara la gorra perfecta a juego con el conjunto de camiseta y pantalón que había visto Vee.
-Pareciera que conocen a mi amigo mejor que yo- ellas se rieron disimuladamente.
Por la insistencia de Tebbi, el café terminaron tomándolo en la playa, a la cual llegaron en Uber, cortesía del cantante.
-Bueno y ¿Qué hacen en Miami?- preguntó el muchacho curioso.
-Perseguimos nuestro sueño...- sintetizó Afrodita.
-Me encanta eso. Yo también estoy acá persiguiendo un sueño-.
En ese momento dos adolescentes corrieron hacia él y con lágrimas en los ojos le pidieron tomarse una foto. Las chicas no dijeron nada, pero Joel sintió la necesidad de excusarse cuando las chiquitas se fueron a regañadientes por la insistencia de la madre.
-Disculpen chicas... -se pasó la mano por el cuello nervioso- es que... bueno, soy cantante, soy miembro de la banda CNCO, ¿La conocen?-. Las chicas se miraron sin saber si era mejor hacerse las locas o confesar que ya lo sabían.
-Bueno, sí, la verdad es que sabemos quien eres-. Confesó casi con miedo Afrodita.
-¿Y cómo no me dijeron nada?- preguntó un poco molesto.
-No tenemos quince años, claramente tenemos autocontrol, la mayor parte del tiempo- dijo Venus con gracia -no íbamos a lanzarnos a tu cuello como fans enloquecidas, ¿o eso querías?...- Joel rio ante su pregunta.
-Bueno, ya entiendo...- les regaló una sonrisa de aprobación y continuó con la conversación. -No me dijeron cual es su sueño...
-Ah, pues tenemos nuestro propio negocio y...- el teléfono de Joel comenzó a sonar.
-Disculpen chicas, debo responder-. Dijo mientras se separaba de ellas contestando la llamada. -¿Sí?- preguntó. -Mierda, ¿Qué hora es? […] Sí, sí, se me hizo tarde […] Ya, voy para allá […] No, no tardo. Estoy a quince minutos, pero, ¿me puedo dar una ducha primero? [...] está bien, ya llego-. Colgó y volvió hacia donde se encontraban sus amigas. -Disculpen princesas pero me tengo que ir. Se ha pasado el tiempo muy rápido y debo arreglarme para el cumpleaños de mi amigo-. Hizo una pausa mientras pensaba en algo. -¿Quieren venir?- terminó preguntando.
Afrodita escupió el café que acababa de beber y tosió como si estuviera muriendo.
-Nos encantaría, pero debemos trabajar- terminó por decir Vee, que guardaba la compostura a pesar de querer morir por no poder acudir.
Sii aquí me quede!!❤️ Muero muero muero!!!😍😍😍😍