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Afrodita-Lili

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Atenea-Lilu

Capítulo 55: A los ojos de Dana

  • Foto del escritor: denovelasvalacosa
    denovelasvalacosa
  • 16 may 2022
  • 15 Min. de lectura

Llevaba una semana en Miami, acomodándome a mi nueva realidad, a mis nuevos amigos y a la maldita y caótica vida que llevaban. No estaba siendo fácil para ninguno de ellos y a veces me planteaba si había sido el mejor momento para venir o si debía volver a casa. Pero entonces recordaba mis palabras. No podía dejar a Lovi sola con aquel desastre y menos dejar que ella se fuera hundiendo sola tal y como estaba haciendo. No es que me sintiera responsable o mami de todos por esto de no estar en el lío, pero sí que, al ver todas las relaciones desde fuera, se me hacía más fácil aconsejar. El problema es que nadie me pedía consejo y yo no soy de regalarlos porque sí, porque cuando haces eso nadie lo aprecia y te suelen llamar entrometida.

Estaba en la cocina preparando el desayuno, porque Venus había decidido llevar a Tebbi aquella mañana, cuando escuché voces al otro lado de la puerta. Segundos más tarde la vi entrar con la cara roja de furia, dando un portazo. Quise acercarme para preguntar que ocurría, pero no había dado ni dos pasos cuando alguien más cruzó el umbral, abriendo con la llave que, supuestamente, estaba bien escondida por si algún día alguna se quedaba fuera. —¿Qué diablos crees que haces hablándome así cuando fuiste tú la que me mandó a la verga? —entró sin pedir permiso como un toro en una plaza. Casi podía ver cómo le salía humo de la nariz, tal y como pasaba en los dibujitos. —¡Déjame en paz, Zabdiel! —le espetó la otra antes de encerrarse en su dormitorio. Escuché como echaba la llave—. Si quieres revolcarte con Lovi, perfecto, pero luego no vengas a joder con tu cara de culo. —Con quien duerma o deje de dormir es mi problema y si pongo cara de culo, como dices, es porque lo mereces. —Apretó los puños—. ¡Coño, mami, yo no fui quien la sacó de su vida! —y se notaba, no sólo el rencor, sino también la tristeza en su voz. —Es mejor que te vayas —le insté al ver que Venus abría el agua de la ducha, aunque sabía que no iba a ducharse. Yo había hecho lo mismo muchas veces cuando no quería que mi padre me oyera llorar. —No, no me voy a ningún lado. —Sí, sí te vas. —Me puse firme a pesar de que me sacaba palmo y medio de altura. Luego suavicé la voz—. Mira, Zabdiel, esto no te hace ningún bien a ti, tampoco a ella. Al parecer piensa que entre tú y Lovi... —le miré interrogante para ver si confirmaba o desmentía mis sospechas, pero no lo hizo. Ni me miró. —No me voy a ir de aquí hasta que abras la maldita puerta y me expliques que carajo te pasa. —Volvió a alzar la voz. —Pues que está celosa ¿No lo ves? —dejó de ignorarme, pero siguió mirando la puerta cerrada con las manos apoyadas y entre ellas la frente. —Fue ella la que me botó, la que me dijo que sólo era un pasatiempo, así que no tiene derecho... —su voz sonaba débil. —Y no lo tiene —le interrumpí— pero es lo que hay. Te ve salir de casa de Afrodita temprano en las mañanas. Y nótese el plural porque sé que ha sido más de una. ¿Qué crees que piensa que haces ahí? —Pues se equivoca. —¿Lo hace? —Sí —me confesó un poco más bajito, para que sólo yo lo escuchase y al fin se volteó para mirarme a la cara—. Lovi no está bien y yo tampoco —se alejó de la puerta y se dirigió hacia el salón. Supuse que esperando que le siguiera, así que lo hice—. Lo único que hacemos por las noches es hablar, ver películas y a veces componemos. Nos necesitamos. No me preguntes que le pasa —dice cuando me ve abrir la boca—, no me lo quiere contar. Siempre que le pregunto lo achaca a que Joel se va y que está muy triste. Yo si sabía lo que era, pero si ella no le había dicho a su amigo que sufría porque Chris se acostaba con su ex o lo que diablos fueran, yo tampoco iba a hacerlo. —Lovi es muy sensible y odia sentir que la abandonan. Se le pasará con el tiempo. —Claro... El caso es que por lo único que duermo con ella es porque nos hace bien. Pero es totalmente inocente. —Se volvió hacia mí como si hubiera dicho algo que le hubiera molestado, porque su gesto dejó de ser tierno para ser duro de nuevo— Y aún así yo no tengo que dar explicaciones a nadie de lo que hago o dejo de hacer. Si quiero acostarme con ella, pues me acuesto, que para eso soy soltero. Y creí y sigo creyendo que elevó el tono solo por si la chilena escuchaba tras la puerta. —Pero no lo haces —afirmé en un susurro con una sonrisa en los labios. Me pareció muy tierno aun estando enfadado. Era como un bebé grandote. —No —agachó la mirada y luego una sonrisa traviesa se coló en su boca— aunque no es fácil contenerse algunas veces. Nuestros cuerpos se conocen, se amoldan bien y sus curvas me despiertan... —carraspeó— por las mañanas y en medio de la madrugada a veces también. Su sonrisa era bastante divertida, aunque sus ojos seguían tristes. —¿Cuantas noches has dormido con ella? Deben de dolerte los huevos —recuerdo que bromeé porque ya se había relajado un poco. —No sé, mami, ¿cuatro? —Hizo cálculos mentales— sí, cuatro. Cuatro de siete. Nada mal. Pobre. Sobre todo pobre por la mala suerte de que daba igual a que hora saliera, siempre se encontraba con Vee. Destino y Karma, dicen.

Las chicas apenas hablaban, es más, se evitaban todo lo posible. Venus estaba molesta porque los celos le cegaban y Afrodita... Pues la misma mierda. El caso es que no nos ponían nada fácil trabajar con ellas y al final Atenea iba a tener que mediar, aunque a ella tampoco la veía yo muy boyante y centrada. Es más, se vislumbraban problemas en el paraíso del Lilith. Por un lado, Batista se pasaba las horas tras la rubia como un perrito, algo que parecía irritar a la aludida, pero que para él pasaba por completo inadvertido. Por otro lado veía como miraba a varios de los empleados. Con recelo e incluso a alguno, con odio. Siempre he pensado que él sabía que se habían acostado con Atenea. Pero eso, a ciencia cierta, sólo lo sabía yo, que para eso me había convertido en el saco de confesiones de todo el mundo. También me enteré del secreto del socio mayor, porque un día, Ati, no aguantó más y me pidió consejo. También me hablo de lo ocurrido con Blacke y lo poco que le gustaba el rubio con cara de muñeco que coqueteaba descaradamente con su jefa. Y aunque ella no le hacía mucho caso, ya la había pillado en más de una ocasión con los ojos perdidos en sus abdominales y... En el delicioso paquete que marcaba, porque será un poco idiota, pero joder que juguete más hermoso que cargaba. Bueno y que carga, que por ahora sigue vivo el muchacho. Atenea tenía dudas sobre si consumía drogas o no y cuando la insté a contárselo a las demás, se negó. Pero en rotundo, eh. Tanta fue la fuerza con la que me lo prohibió que me asustó. A mí. Ese palito de dientes. En fin.

Por otro lado, Joel se marchaba, lo que había dejado con el culo al aire a los cuatro restantes de ese grupo que tanto amaban mis amigas y por ende, se había armado todo un circo por su falta de ética y sobre todo por su egoísmo. O eso dijeron al principio. El primero en entenderle fue Richard, alegando que él haría lo mismo de ser su novia quien se marchara. Pero pasaron un par de días hasta que dejó de decirle de todo y decirme de todo. Porque sí, el morenazo de sonrisa perfecta y yo nos habíamos vuelto muy amigos para ese entonces. Aunque no voy a negar que estaba deseando que dejasemos de serlo y me comiera la boca de una vez, porque cada que lo tenía cerca, me daba por fantasear con él entre mis piernas y con mis bragas en la mano. Para que engañarnos. Digamos que los demás seguían molestos a esas alturas. Bastante. Porque se habían quedado sin película y eso que faltaba poco para que fueran a Los Ángeles. Les había caído una señora multa por incumplimiento de contrato. Aunque creo que fue el mánager el que le buscó la vuelta al lío y les salvó el culo. Pero para eso aún faltaba un poco. Aldana, por su parte, lo pasaba mal y se culpaba de todo. Pensaba que de no haber aceptado el empleo, ellos no estarían en ese marrón y sus amigas no estarían tristes. Claro, porque ella no sabía que no tenía nada que ver la marcha de Joel. O sí, pero no era todo el problema. Además, esto hizo que Christopher pase más tiempo con Venus y aunque yo no había visto nada raro, porque frente a mí eran dos colegas como lo eran de Erick, no me la daban. El pequeño fue otro caso. Estaba tan, pero tan molesto con Joel que apenas se enteró de todo compró un billete y se fue a Argentina, importándole bien poco lo que pasara con la película, el disco o lo que fuera que tuvieran entre manos. Tampoco dio señales de vida por redes sociales. Si supimos que estaba bien fue sólo porque llamó Selene en varias ocasiones para poner a las chicas al día. Venus echaba chispas por los ojos en cuanto alguien menciona su nombre, aunque en el fondo sabíamos que solo estaba triste por no poder consolarlo ella, al fin y al cabo siempre había dicho que era su bebé; lo consideraba como a un hermano y le dolió, no sólo que se alejara y se fuera a miles de kilómetros, sino que ni siquiera se comunicó con ella, ni una sola vez. Ni para decirle que se iba. Pero era de esperar que él fuese quien peor lo tomara, básicamente porque Joel y él eran quienes mejor se llevaban.

Al final, como la heroína de la historia que soy (es broma. O no) decidí hacer algo por mis amigos. Porque a esas alturas, aunque hubiera pasado poco tiempo, a varios de ellos ya los consideraba así. A Chris no. No podía verlo ni en pintura. Aunque aquí entre nos, a Zabdiel hasta ese día tampoco podía. Cambié de opinión al ver el dolor en sus ojos. Decidí preparar una fiesta en casa. Una despedida para Joel y un intento de unión de la comunidad, que me constaba, habían sido muy unidos antes de mí llegada. (¿Habré sido yo el detonante? Nah, esos ya venían jodidos de antes). Hablé con Batista porque necesitaba su ayuda en un par de cosas y aunque odiaba pedirle dinero a la gente, ese hijo de perra mentía a mis amigas y, como ya he dicho antes, mi sentido de la lealtad siempre estará con ellas. (Él es otro de los que tenía entre ceja y ceja, pero Ati me calmaba afirmando que sabía que en el fondo era bueno y que sólo necesitaba descubrir que carajo no encajaba en el puzle antes de abrir la boca y contarle todo a Vee y Lovi) Así que aproveché la situación y le mandé dos billetes de avión a Selene. Ella también se merecía estar en la fiesta y además, estaba tan cansada como yo de tanto drama. Al parecer ya le había caído más de una bronca a Erick por comportarse como un crío. Después de que la argentina me confirmara que venían, a pesar de la insistencia del de ojos verdes en que no quería volver, que si Joel se podía ir, él también. Me enfoqué en las invitaciones. Richard y la niña, a la que me presentó un par de días antes mientras íbamos al parque con Tebbi y la perra, me ayudaron a crear un plan. Esa pequeña es más espabilada que yo. Él estaba de acuerdo en despedir a su viejo amigo y ex compañero de grupo, pero sabía que si lo proponía nadie aparecería y luego todos se iban a arrepentir. Aunque en verdad no es como si no se fueran a ver más, tenían que comunicarlo a las fans todavía, Joel apenas había firmado la rescisión del contrato y de seguro armarían algo a modo de despedida formal para las cncowners. O eso me dijo el dominicano. En fin. Todo listo. Estratagemas listas. Argentina y cubano en camino. Batista listo en el aeropuerto para recibirlos. El coche de Rich cargaba con todo el alcohol y yo había escondido en mí cuarto el resto de cosas que íbamos a necesitar. Obviamente la primera en llegar fue Venus porque, dah, es su casa. Después llamé a Lovi y a Ati, con la excusa de que había algo sobre el club que quería comentar. Por otro lado, Rich llamó a Chris y le dijo que no podía pasar a recoger a Tebbi y que había quedado con Venus que lo llevaría con sus padres porque nadie podía quedarse con él esa noche, así que debía recogerlo y acercarlo. A esas alturas ya todos tenían un asiento infantil en sus coches. El ecuatoriano no puso pegas. (Idea de la canija. Pasar la noche con su amigo en casa de sus abuelos). Yo, disimuladamente, agarré el teléfono de Afrodita y mandé un SOS a Zabdiel, siguiendo la línea de conversación que mantenían, que, por cierto, era bastante sosa. Después le mandé un mensaje a Aldana y le pedí que viniera con Joel porque yo si quería despedirme de ellos. No tardó en responder que él no quería salir de la cama. Me tenía frita. Se había pasado varios días con depresión por la falta de contacto con sus compañeros o ex compañeros y también con las chicas. Además no encontraba ninguna solución a sus problemas, ahí, quien se había quedado sin carrera era él, pues al final, H, no pudo ayudarlo. <<O le sacas tú o me cojo un Uber al Doral para traerle de las narices>> le dije en mí mensaje. <<Salimos en 20>> <<Te doy 10>> Ya estaba todo en marcha. Todos fueron llegando, aunque claramente el primero en presentarse fue mi morenazo con todo el alcohol que pudo cargar de una sentada. Las chicas le miraron sin entender nada y yo, encogiéndome de hombros, les avisé que íbamos a dar una fiesta y que no tenían derecho a replica o a irse. Ninguna estuvo feliz con mí mandato, sobre todo Lovi y Venus, que no se cruzaban apenas la mirada, aunque lo disimulaban siendo gentiles. Después Chris hizo acto de presencia y Richard le abrió la puerta. En realidad porque era el que más cerca se encontraba, pero también porque yo aún seguía discutiendo con las tres quejicas. —Compadre ¿Qué haces aquí? —escuché que le preguntaba y algo tuvo que decirle que no le gustó, quizá la verdad, porque vi por el rabillo del ojo como iba tras él. Entraron minutos más tarde y la cara del ecuatoriano se asemejaba bastante a la de mis amigas. Nadie dijo nada por un rato, pero mientras mí cómplice se encargaba de buscar la música y le pedía ayuda a DJ Atenea (así la llamó, literalmente y a ella le encantó) me di cuenta de ciertos detalles. Caricias furtivas entre Vee y Chris en la cocina. Miradas tristes, sobre todo la de Lovi, que me hacía hervir la sangre. Y también pude apreciar algo así en la del que no era Santo de mí devoción. En una ocasión, justo cuando mi amiga se dirigía a abrir la puerta, pues alguien más llegaba, Chris estiró los dedos para rozarle el brazo disimuladamente y aprecié perfectamente el brillo de sus ojos apagarse al no obtener respuesta a su gesto. Ni una mirada. Esa era mi chica, la dura, la fuerte, la orgullosa. Pero me daba pena. Joel y Aldana entraron cuando, a regañadientes, Lovi les dejó pasar. Seguía molesta, estaba claro, pero también era una blandita y sabía que iba a aflojar tarde o temprano. Y fue más temprano que tarde, sobre todo porque no se había alejado mucho cuando tuvo que volver sobre sus pasos para abrir de nuevo. —¡Selene! —gritó y se lanzó a sus brazos con un abrazo tan fuerte que los ojos azules de la susodicha casi se le salieron de las cuencas. Y comenzó la paz. Porque yo sabía, que en el momento ella apareciera por la puerta nadie iba a tener caras largas. Bueno, Vee sí, pero sólo para Erick, que pronto la llevó a su dormitorio para hablar y, supongo, disculparse un millón de veces hasta que ella cediera. No fue difícil. No tardaron mucho en volver a lo que, ahora sí, se había convertido en una fiesta. Zabdiel fue el último en aparecer y eso que le había mandado un SOS, pero es que el pobre había estado llamando a la puerta equivocada durante un rato. Es más, cogió la llave de repuesto de aquella casa y entró por sí había pasado algo grave. Estaba preocupado. No fue hasta que escuchó la música, que al fin conectaron los DJ's, que dio con la verdad y dudó mucho antes de decidir si quería entrar o no, porque no quería enfrentarse a Venus. No después de como habían terminado las cosas la última vez que se vieron hacía unos días. Y eso que el pobre no sabía que tras la puerta y cerca de la isla, la mano rápida de Chris acariciaba su trasero. (Cuento esto porque fue lo que él me dijo cuando le confesé que había sido yo quien le escribió cuando ya llevaba unas cuantas copas encima).

Me gustaría decir que todo salió según lo planeado y que todas las relaciones se arreglaron aquella noche, pero nada más lejos de la realidad. Vee se emborrachó más que nunca, por lo que me decía Atenea, que se había fijado en que no había soltado la botella de tequila en toda la noche. Seguramente porque ver a su amante y su ex amante en el mismo cuarto y charlando como si nada pasase, le carcomía por dentro. O porque sólo quería beber y divertirse. Aunque no parecía ese el caso. Afrodita fue más comedida. Al parecer había tenido suficiente la última vez que salió y se lo tomó con calma. Aunque sí solucionó su enfrentamiento con Joel, a quien apenas soltaba desde hacía unas horas. Únicamente se apartó de él cuando bailó con Zabdiel. Algo que por supuesto no pasó desapercibido para nadie, menos para los ojos de la chilena, que ardían de furia. Y creo que también capté oscuridad en otros ojos marrones, pero no pondría la mano en el fuego. Por mí parte, la noche la disfruté mucho, lejos de los momentos que me quedaba observando, pues disfruté de bailes tanto con el chico alto como con el pelirrojo y no creáis que no eché un ojo a ver si a mí también me miraba alguien con odio, pero no. Yo no era una amenaza. Christopher en algún momento se acercó a hablar conmigo y traté de ser amable, lo juro, pero no me sale ser falsa, así que salí por patas en cuanto una salsa sonó y mí amiga me extendió las manos. Ignorando por completo a quien se encontraba a su lado. —¿Todo bien? —le susurré para que sólo ella me escuchase. —Como nunca. Pero que mentirosa y que mal lo hace. Ahora entiendo porque su padre siempre la pillaba. No sabe ser deshonesta. Por su parte, los muchachos enterraron el acha de guerra e incluyeron a Joel en su ronda de bebidas casi al final de la noche. Todos menos Erick, que seguía con cara de culo cuando se le acercaba. Ese chiquito si que tenía genio. Y bueno, Batista no tardó en retirarse, lo que dejó a la rubia con cara larga el resto de la noche. Aunque era más porque no paraba de darle vueltas a algo que porque no tuviera con quien divertirse, ya que Selene, que no quería inmiscuirse en las treguas, se había quedado charlando y bebiendo con ella. Otra que no había soltado la botella.

Por un momento capté las miradas de Zabdiel y Venus. Se quedaron clavadas la una en la otra por al menos una canción y no cualquier canción, no. Sobrio, de Maluma. Canción que Lovi se puso a cantar a todo pulmón, haciendo así que para el resto de la fiesta, ese momento de comunicación interna, pasase desapercibido. —Amigo, eres muy obvio —escuché la voz del cubano, pero no supe a quien iba dirigida. Más que nada porque yo prestaba atención a la parejita. —¿Y tú, mami, no cantas? Pegué tal brinco que creo que mi corazón se me salió del pecho y volvió a su sitio de golpe. —Eh? ¿Yo? No, no, yo no... Al menos no en público. —¿Y en privado? —Su voz juguetona me erizó la piel. De verdad. Todo el cuerpo. —No hago shows privados sin un pago de por medio —bromeé. —Yo pago lo que sea necesario. Dime ¿Qué me vas a pedir a cambio de tu voz? —Mmm —al fin me giré hacia él para deleitarme con esa hermosa dentadura—. Quiero saber el significado de cada tatuaje. Alzó una ceja sin entender lo que quería decir, pero es que yo ya me había fijado y Afrodita me lo había contado también, que había algunos que no se podían ver en pantalón corto. Así que creo que captó mí mensaje en cuanto moví las cejas divertida. —Encantado.

Dos canciones más. Eso fue lo que tardó en romperse la magia de mi conversación con Richard. Y es que muy cerquita de donde yo me encontraba, otra charla tenía lugar. —Te has equivocado de chica, Venus está en su cuarto. No logré ver cómo se le debió quedar la cara al rubio, pero juro que yo quise aplaudir a mi amiga en ese momento. Aunque sabía que en el fondo, esas palabras le habían dolido en el alma. Richard me miró sin entender nada. Pobre, se había perdido la mitad de la novela y yo sinceramente no era nadie como para ponerle al día, así que me encogí de hombros y con una sonrisa inocente, me alejé de él. Chris pasó por delante de mis ojos y por primera vez me di cuenta de lo alicaído que se encontraba. No le di importancia, lo tenía más que merecido ¿O es que se creía que podía cambiar de amiga de la nada? ¿O que podía ir a por Lovi cada vez que se emborrachase? De eso nada. Punto para la morena.

No me sorprendí mucho al ver a Atenea junto a Afrodita cuando llegué hasta ella. —Sabía que pasaba algo entre vosotros. !Joder si es que es muy obvio! —Lovi le pidió que bajara la voz— Dana —dijo cuando me vio— ¿Tú sabías que esta se había acostado con Christopher? —No me hizo falta contestar— Lo sabias. ¿Por qué nadie me cuenta nada? —¿Puedes dejar de gritar? —No estoy gritando —susurró—. Supongo que también sabes que se está tirando a Vee ¿No? Asentí, pero no me dio tiempo a mucho más porque en ese momento Zabdiel se acercó para despedirse de nosotras. Se le veía triste y cansado, pero sobre todo triste. Me volteé, más por inercia que porque quisiera ver algo, pero me encontré con la escena que adelantó la salida del boricua. Y lo único que esperaba era que Afrodita no lo viera. Pero eso era esperar demasiado.

 
 
 

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3 Comments


Lou <3
Lou <3
May 16, 2022

Igual pobre de ella que está delante de flor de líos 😐🥺

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denovelasvalacosa
denovelasvalacosa
May 16, 2022
Replying to

Sí, la pobre se come todos los garrones

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Lou <3
Lou <3
May 16, 2022

Amo a Dana

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