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Afrodita-Lili

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Venus-Idlu

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Atenea-Lilu

Capítulo 54: ¿El comienzo del fin?

  • Foto del escritor: denovelasvalacosa
    denovelasvalacosa
  • 14 may 2022
  • 13 Min. de lectura

Actualizado: 15 may 2022


Le quitó la correa a Freya con manos temblorosas y la dejó en su sitio mientras comenzaba a faltarle el aire por la ansiedad.

Sacó el teléfono de su bolsillo, buscó entre sus contactos y encontró el que estaba buscando.

<<Hola, bombón, te he extrañado mucho, a ti y nuestras largas y profundas conversaciones. ¿Te apetece salir a cenar esta noche?>> La respuesta no se hizo esperar. <<Claro, mami, Vee acaba de llamarme para decir que viene a por Tebbi ya. ¿Te paso a buscar en una hora?>> Respiró hondo creyendo que estaba equivocada hasta que leyó el final del mensaje. <<¿En el coche o la moto?>> Comenzó a faltarle el aire de nuevo pues en esta ocasión la respuesta se hizo esperar un poco más. <<Como quieras, mami ¿Dónde te gustaría ir?>> Una lágrima volvió a recorrer su mejilla y la secó con rabia. <<Sabes que me encanta la moto, pero hoy prefiero ir en coche, me quiero poner guapa y el casco me despeina un poco. Jajaja. ¿Vamos a algún sitio nuevo? Te dejo elegir.>> Esperó por la respuesta más de media hora, lo que hizo que se mordiera las uñas y los labios hasta hacerlos sangrar. Sólo quería leer en algún momento que no podía conducir su coche, pero eso no sucedió. <<Hecho. Nos vemos en un ratito. Chris y Vee se fueron recién>>


Lovi se levantó del sofá y entró en su dormitorio. Estaba agotada, cabreada y triste, pero no pensaba cancelar la cita con Richard. Era cierto que le extrañaba y en ese momento necesitaba estar con él, así que aunque le envió aquel mensaje para cerciorarse de que le mentían, no se le habría ocurrido nadie mejor con quien pasar el resto de la tarde y quien dice, quizá también la noche.

Entró en la ducha justo después de poner a reproducir su lista llamada "Canciones para llorar" pues eso es lo que necesitaba en aquel preciso instante. Llorar. Llorar todo lo posible para sacar la pena, el coraje y volver a sentirse bien, porque era el único momento que se iba a permitir hacerlo; después de aquel baño todo lo relacionado con Christopher quedaría atrás, enterrado en lo más profundo de su subconsciente. Muerto.



Dana regresaba de su paseo por la ciudad. Se encontraba agotada y en lo único que pensaba era en su cama, al menos hasta que un hermoso ser apareció ante sus ojos.

—Hola, Richard —le saludó con total confianza.

—Wow, Rihanna me conoce —bromeó—. ¿Cómo estás, linda?

—Muerta de sueño, la verdad, ha sido una tarde dura. Mi primo no me ha dejado sentarme ni un minuto, no veo la hora de coger mi cama.

—Claro, debes tener jet lag, imagino, a mi me pasa después de algunos viajes.

—Pues sí... Y tú ¿qué haces aquí?

—Llegué un poco temprano a recoger a Lovi y estoy esperando a que termine de arreglarse.

—¿No quieres subir y esperar tomando algo fresco? Hoy el día está terrible. —El moreno sonrió coqueto al escuchar su propuesta.

—Me encantaría y odio decirle que no a una mujer tan bella, pero no hay donde aparcar el auto y no puedo dejarlo aquí sin vigilancia.

—ag! —se quejó ella—, vaya fastidio esto de la ciudad. Está bien, subiré a meterle prisa a la loquita, no vaya a ser que un bombón como tú se derrita.

Levanten las manos señores que la Diosa Dana llegó para revolucionar el gallinero. Rich abrió los ojos un tanto asombrado por el desparpajo y la soltura con la que lanzó aquel piropo. Le recordó un poco a Venus, a la parte de ella que más le atraía. Y le gustó. Más, quiero decir, porque el dominicano ya estaba bastante encaprichado de esos ojos verdes. Desde la primera vez que Lovi le videollamó para presentarlos, para ser más exactos, como había hecho con todos nada más enterarse que iba a viajar a Miami.

—¿Y a ti no te gustaría venir con nosotros? —le preguntó rápidamente antes de que se cerrase la puerta. Incluso tuvo que alzar un poco la voz porque ya había avanzado bastante.

—No tengo otro plan mejor que ese, la verdad, pero creo que mi cama me necesita mucho en este momento o más bien yo a ella. Eso sí, me guardo la invitación para otro momento. —Le guiñó un ojo divertida y siguió caminando como si no le latiese el corazón con fuerza o no se le hubiese acelerado la respiración.


Dana abrió la puerta de la casa de su amiga con la copia de la llave que le habían entregado esa misma mañana y escuchó salir del dormitorio la voz de la Diosa cantando a todo pulmón uno de esos temazos que tanto conocía ella. Porque sí, Dana había pasado por tantos problemas amorosos de Afrodita como lo había hecho Atenea y se sabía absolutamente todos sus rituales. Estaba triste. Estaba molesta y estaba en su momento de lamento máximo.

—No quiero escuchar esa canción, no quiero gritar tu nombre. Si pierdo la cabeza el corazón responde. Yo nunca te olvidaré, y no tiene sentido intentarlo, porque un amor así no llegará otra vez, porque un amor así sólo llega una vez.

La Valenciana no necesitó escuchar más para entrar al dormitorio y abrazar por la espalda a su amiga que aún no la había visto y estaba tumbada en la cama, ya vestida y peinada, pero con todo el maquillaje destrozado por las lágrimas.

—¿Qué ha pasado? —preguntó tras unos segundos, recordando a quien esperaba abajo.

—Él... —se sorbió la nariz— ella... —se le escapó un gemido y muchas más lágrimas antes de que pudiera decir algo coherente—. Ellos me mintieron, me... Me mintieron porque tienen algo, porque él ya se olvidó de mí, porque ella... Ella siempre fue quien le gustó.

Su autoestima por el suelo, de vuelta, fue quien mencionó esas últimas palabras.

—¿Qué idioteces dices? Primero ¿Ella, quién? Y segundo: Dudo que alguien se pueda olvidar de ti tan rápido. ¡Mírate! —La señaló— bueno, ahora estás un poquito estropeada por el drama, pero, joder, Lovi, has sacado la mejor versión de ti durante todo este tiempo, has cambiado tanto física como psicológicamente, volvía a ver seguridad en ti ¿Vas a echar todo eso por la borda por un tío que no sabe tenerla guardada en la bragueta?

—No es sólo él. Zabdiel, Richard... Incluso Erick eligió a Venus.

—Espera ¿Christopher se está acostando o se ha acostado o parece ser que lo ha hecho, con tu amiga?

—Sí —Volvió a sorber la nariz.

—¿Qué clase de amiga se acuesta con el hombre de TUS sueños? Literalmente hablando.

—Ella no lo sabe. Nadie sabe nada, solo tú y él y ya. Dudo que él haya contado nada porque le pedí que no lo hiciera y Joel no ha venido a recriminarme nada, así que tampoco lo sabrá y...

—Bueno, pues deberías decírselo —soltó, resuelta.

—¡No! —se incorporó rápidamente en la cama— no vas a decirle nada, Dani, ni se te ocurra y yo tampoco. Vee ha pasado por mucho este último mes y si él la hace feliz yo no me voy a interponer.

—Contarle a tu amiga que estás enamorada del hombre que se folla no es interponerse.

—No estoy enamorada —mintió y ni ella ni su amiga creyeron sus palabras.

—Lo que tu digas. Richard te está esperando, será mejor que apagues la música y te arregles el careto, porque ese bombón no se merece ver este espectáculo. —le espetó casi con gracia.

—Gracias —puso mala cara y salió de su cama para mirarse al espejo y echarse a reír.

—¿Qué te hace tanta gracia?

—Que tienes razón, Richard no se merece verme así y yo tampoco. Hasta aquí el llanto por Chris.

Sacó una toallita, se limpió el eyeliner corrido y cubrió sus ojeras con más maquillaje.

—Los ojos rojos no se disimulan tan fácilmente —se burló su amiga un poco.

—Bueno, ya me inventaré alguna excusa, el caso es que hoy puede que no venga a dormir.

—¿Te lo vas a tirar? —le salió un tono más agudo del que esperaba y no era para menos, sus celos se habían activado.

—Bueno, quien sabe, quizá me dé por querer romper su cama una última vez.

Y Dana quería contarle que a ella le gustaba, pero en ese momento entendió lo que Lovi había dicho sobre romper la felicidad de alguien por la suya propia e hizo lo mismo. Se quedó callada.

—Disfruta, guarrilla —le susurró justo antes de salir por la puerta de su dormitorio en dirección a su casa. No sin antes cambiar la música del reproductor y poner algo de reggaeton.


Christopher entró por la puerta de su casa y Ollie ya lo esperaba meneando el rabo y ladrando de felicidad al verle.

—Hola, pequeño —Se agachó para acariciarlo tiernamente—, ¿Me extrañaste? Seguro que tienes hambre. Yo también.

Encendió su altavoz y conectó su lista de Spotify mientras se dirigía a la cocina en busca de algo con lo que alimentarse.

Comenzó a cantar con una pequeña sonrisa en el rostro cuando Daddy Yankee lo hizo al són de Rumbatón. E incluso bailó un poco en lo que esperaba que el fuego calentase la sartén. Pero para cuando el aceite estaba listo, Luis Fonsi decidió cambiar su humor y hacer que volviera a torturarse con el recuerdo de aquella misma mañana, bueno, de hacía unas horas, cuando se encontró por sorpresa con la única persona que prefería no ver a pesar de morirse de ganas de verla.

Apagó el fuego aun sin haber añadido nada a la sartén y se sentó en la cama donde su perro se encontraba acurrucado. Se le había ido el apetito y las lágrimas amenazaban con caer sobre sus mejillas en lo que se dejaba llevar por la letra de Vacío. Pues a pesar de sus encuentros con Venus, así es como él se sentía, vacío.

"Y ahora te confieso que aunque estoy con ella me estoy muriendo, muriendo por verte, agonizando si no puedo volver a verte. Recuerdo tu cuerpo y el mío llenando el vacío..." <<Qué irónico>> pensó mientras la escuchaba, pues no podía sentirse más identificado con las palabras de Raw Alejandro y Fonsi.

—¿Cómo se llena baby este vacío si tú no estás conmigo? —Cantó y se preguntó por un momento.

Ollie lamió su mano cuando la posó cerca de su hocico y le devolvió a la realidad.

—No sé cómo, pero voy a hacerlo —intentó auto-convencerse y secó la única lágrima que había descendido por el rabillo de su ojo.



Zabdiel estaba hastiado y cansado de compadecerse de si mismo. Había pasado un mes refugiándose en la música y en el trabajo para evitar pensar en Venus y todas las cosas que le rondaban la cabeza con respecto a ella. Inclusive lo del embarazo. Aunque no se había creído en absoluto la excusa que Vee dio cuando todos se enteraron de que estaba "enferma", tampoco había una confirmación por su parte sobre sus sospechas, así que decidió simplemente descartarlo. También había salido con un par de amigas del pasado que le hicieron las noches más llevaderas, aunque por más que lo intentó, nada llegó a término pues no había manera de que su amiguito quisiese despertar.

Cuando Joel llamó a su puerta, se encontraba buscando en su armario que ponerse para salir aquella noche, pues necesitaba, una vez más, intentar ser él de nuevo.

—¿Qué lo qué, papi? —le preguntó mientas se hacía a un lado y dejaba que su amigo pasase—. ¿Cómo tú por aquí? Te hacía en el Doral.

—No podía seguir en casa mucho más tiempo, necesito despejarme, tengo mil cosas en la cabeza y me estoy volviendo loco.

—Bienvenido al club —Joel alzó una ceja y pronto cayó en la cuenta de que Zab llevaba tiempo sin estar muy boyante.

—¿Salimos? —no quiso preguntar porque él tampoco quería que le preguntaran.

—Justo estaba buscando que ponerme para salir con una amiga.

—Oh, pues no quiero moles...

—Amiga —repitió Zabdiel— no vas a interrumpir nada.

Joel asintió y se sentó a esperar que el boricua se decidiese por algo que ponerse.

—¿Quieres hablar de lo que te preocupa? —preguntó mientras sacaba una camisa de su armario.

—No. ¿Tú?

—No.

No dijeron nada más por un buen rato, hasta que Lovi llamó por teléfono a Joel y éste, con una sonrisa en los labios atendió al ver su nombre.

—Es Afrodita —le dijo a Zabdiel—. Bellísima ¿Qué se te ofrece? —Lovi se rio bajito.

—¡Hola, wey! —Joel se dio cuenta enseguida de que no estaba sobria —Estoy con Richard en un bar, no se donde, la verdad, pero dice que tiene que irse y me quiere llevar a casa, pero yo no quiero irme todavía. ¿Le convences o vienes a hacerme compañía?

—Love, ¿Cuánto has bebido?

—No lo suficiente como para que me hables como a una boooorracha —le recriminó, arrastrando las palabras.

—¿No será mejor que vayas a casa? Debes estar cansada...

—Shhh —le cayó— no me digas como debo estar. No estoy cansada, quiero salir y beber y bailar y te he echado de menos, a ti, al tonto que me quiere llevar a casa —le sacó la lengua a Richard quien rio, porque aunque era obvio que su amiga no estaba bien, su comportamiento infantil y su bocecilla de niña pequeña, le hacían gracia—, a Zab... ¡Zab! Tengo que llamarlo, seguro que él si me hace compañía y no me regaña como tú, cascarrabias.

—No te molestes, está aquí conmigo y se está riendo al escucharte. Además yo no te regaño. —se defendió.

—Pues deja de ponerte paternalista y ven conmigo y trae a Zab y a Erick y a Chri... —Se quedó callada un segundo —Ven ya, te mando la ubicación.

Colgó el teléfono, dejando a sus amigos con una ceja levantada. A los tres. Pero Richard no dijo nada.

—¿Vamos? Están cerca. —Preguntó Joel al ver la dirección.

—Que remedio —Se encogió de hombros como si le restase importancia, pero la verdad era que le preocupaba su amiga.


Al llegar al bar, Lovi se lanzó a sus brazos, a los de ambos y les regaló una sonrisa enorme y sincera. Verdaderamente había extrañado a esos loquitos. Erick llegó poco después. Nadie avisó a Christopher pues por alguna razón creyeron entender que no tenía muchas ganas de ver a éste último.

Le quisieron preguntar, pero ella no les dio tiempo a respirar apenas pues rápidamente comenzó a hablar de como había sido su viaje y de como había chantajeado a Richard para que se quedara un poco más. El dominicano solo pudo reír con ella.

Pasaron un par de horas hasta que Lovi decidió que era hora de irse de fiesta y agarró el brazo a Joel, le miró muy seria y le increpó por haberse largado del Downtown antes de que ella volviera. Entonces él tragó saliva duro, pues supo que si se había molestado por irse a unos pocos kilómetros, en el momento confesase a todos que se marchaba del país, Lovi le mataría.

—Mami —la llamó Zabdiel, que se apresuró para quedar a su altura, liberando a Joel—. Yo había hecho planes con una amiga y...

—Pensé que harías un duelo más rápido por lo nuestro —bromeó y el boricua se rio mientras rascaba su coronilla.

—Es sólo una amiga.

—Cuanto más amiga más se arrima. Ah, no, no era así, era cuanto más prima... ¿No es tu prima, no?

—No —rio.

—Ah, bueno, porque creo que con lo del swinging tuve más que suficientes cosas raras en mi vida. Como para que ahora me digas que te acuestas con tu prima. —Zabdiel no pudo sino reír.

—Pero si eso fue idea suya, mami.

—Detalles... —le restó importancia con la mano—. Entonces ¿Ya me has sustituido? —Bromeó, o no.

—Jamás podría, pero algo tengo que hacer si ya no me quieres más —le siguió la broma.

—¿Y quién te ha dicho que ya no te quiera más?

—Tú. —Ella chascó la lengua con molestia.

—Tú, que me haces caso...

Caminaron de la mano el resto del camino, sin pronunciar más palabra, pero sin dejar de regalarse miradas furtivas que desvelaban que ambos estaban pensando en lo último que la Diosa había dicho.



A la mañana siguiente, Venus salió de su cama aún con las legañas impidiendo que sus ojos se abrieran bien y se desperezó antes de comenzar a vestirse. Su hijo se había ido ya al colegio con Dana y ella debía hacer algo de compra para la comida.

Al regresar del supermercado, la chilena se cruzó con unos ojos marrones que no esperaba ver en absoluto saliendo de su edificio.

—Hola, Zab —le saludó, mientras su cabecita maquinaba que diablos hacía ahí.

Y aunque no era la primera vez que se veían desde que le había echado de su vida de malas maneras, siempre se le hacía duro tenerlo enfrente sin nadie alrededor.

—Hola, Venus —respondió él sin apenas mirarla a la cara.

—¿No me vas a mirar?

—Tengo prisa, disculpa, me esperan. —Por la cabeza de Vee pasaron mil ideas, incluso que había salido de casa de Afrodita o más bien de su cama, pero su amiga no haría eso ¿No? No.

—Está bien —<<idiota>> pensó—, disfruta.

Y cuando la puerta se cerró, un gemido triste salió de su garganta. Zabdiel, sin embargo, lo que hizo fue apretar los puños, la mandíbula y aguantar las ganas de volver corriendo y besarla hasta desgastar sus labios, pero ella había sido muy clara, sólo le quería para divertirse y él no estaba dispuesto a pasar por aquello.

Venus aguantó las ganas de tocar la puerta de sus vecinas cuando llegó arriba, quería saber que hacía su amor, digo, Zabdiel, ahí, pero no le pareció justo interrogar a nadie, menos cuando ella se acostaba con Chris, su amigo, aún sabiendo lo que el boricua sentía por ella y como terminarían las cosas si se enterase. (Ay, Vee, en que lío te estás metiendo).


Por la tarde, Dana al fin dio comienzo a su jornada laboral en el Lilith y junto con los chicos, pasaron horas preparando la coreografía que recrearían un par de días más tarde en la despedida de soltera de una clienta habitual. Gracioso cuanto menos.

Lovi había decidido acompañar a su amiga en su primer día y Atenea también se encontraba ahí, charlando con Fabi sobre ampliar el menú con algún especial para esa noche. Las cosas entre ellos habían quedado bien, tan bien que el chileno le estaba contando como había sido la cita que había tenido con Rubí la noche anterior cuando Venus entró por la puerta siendo como siempre el centro de atención y el alma de la fiesta. Como si por dentro la duda de qué hacía el boricua aquella mañana saliendo de su edificio no le carcomiera.

La que no pudo mirarla, pero ni tan sólo un poquito, fue la española, que nada más anunciar su presencia con su tan famoso —Aquí está por quien lloraban, bitches— se levantó de su asiento y se encaminó al baño.

Blacke, que no le había quitado los ojos de encima a su jefa favorita desde que subió al escenario, siguió sus pasos al ver cómo se le había contraído el rostro.

—¿Lili? —la llamó al no verla en los vestuarios.

Afrodita aguantó las lágrimas al escuchar su voz, esperando que si no oía nada, se alejara.

—Sé que estás aquí, en alguna parte. No me hagas abrir todas las puertas hasta dar contigo —amenazó.

—Blacke, déjame sola, por favor —Le pidió mientras sorbía la nariz.

—Bueno, al menos sabes que soy yo sólo con escuchar mi voz. —Bromeó—. Eso me alaga.

—Nadie más aquí tiene ese horrible acento.

—Ouch —se llevó la mano al pecho aunque ella no pudiera verle— eso me ha dolido.

—Déjame sola, por favor —Volvió a insistir.

—De eso nada, jefa, no me gusta ver a una mujer llorar y sé que estás llorando.

—Por eso, si no me quieres ver, márchate.

—No me gusta saber que hay una mujer llorando y no hacer nada por remediarlo —se corrigió.

—Por favor. —Suplicó, pero era demasiado tarde, él ya había dado con su escondite; podía ver sus pies al otro lado de la puerta.

—No me voy a ir, aunque no me quieras abrir.

Suspiró con cansancio y quitó el seguro dándose por vencida. Él perdió el equilibrio y cayó a sus pies pues se había apoyado en la puerta pensando que mostraría más resistencia.

—Aquí me tienes, Lili, completamente a tus pies, como siempre. —Le sacó una sonrisa. Después se acercó y con el dorso de su mano le secó las lágrimas—. ¿Quieres hablar?

—No.

—Está bien, no hables, pero deja que te abrace.

Se puso en pie, cerró la puerta del cubículo tras de sí, agarró sus manos, hizo que se levantase, se sentó en su lugar y la acomodó sobre sus piernas, dejando sobre su pecho apoyada la cabeza.

—No sé si esto te resulte reconfortante, pero yo no encuentro un lugar mejor en el mundo ahora mismo que este.

Lovi sonrió un poco y apoyó su mejilla sobre el pelo rubio del joven.

—Yo tampoco.

 
 
 

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3 Comments


Lou <3
Lou <3
May 15, 2022

Lovi y Zab de vuelta? No lo creo

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Lou <3
Lou <3
May 15, 2022
Replying to

Onda siento q suena imposible

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Lou <3
Lou <3
May 15, 2022

Blacke tuviste tus cosas o aún las sigues teniendo, pero gracias x estar con Lovi y notar q se sentía mal🥺🥺🥺🥺

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