Capítulo 48 Romper con todo
- denovelasvalacosa
- 12 ene 2022
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 8 may 2022
Afrodita despertó sobresaltada a causa de la pesadilla que acababa de tener. En su sueño se encontraba con Zabdiel, en la cama, con las manos enredadas entre su cintura y la entrepierna, cuando, a punto de llegar al orgasmo, una tercera persona se sumaba al encuentro. Venus. Lovi trató de no prestar atención, pero entonces una corriente de frío pasó por la zona donde la mano del boricua había estado; ahora la tenía en el cuerpo de Vee, dejando de prestarle atención por completo. Se incorporó en la cama para ver mejor lo que estaba ocurriendo y al otro lado de la Diosa se encontraba Richard, quien también le ofrecía caricias y besos que le hacían gemir.
La española salió de la cama con mal cuerpo y fue al baño para lavarse la cara, a ver si así podía calmar a su corazón, haciéndole ver que nada de lo que había pasado en el sueño era verdad. Por que no lo era ¿no?
Un mensaje hizo que volviera a la realidad y tras secar sus manos volvió al dormitorio para leer la ventana flotante que había en su pantalla. <<Hola, hermosa, me siento muy mal por haber tenido que terminar con nuestra cita tan bruscamente ayer. Ojalá Erick no me hubiera llamado para volver de urgencia. ¿Tienes ganas de patinar hoy?>> No le dio tiempo a responder cuando otro mensaje apareció <<No quería decir que lo que tuvimos ayer fue una cita, es solo que... bueno, ya sabes, para que me entendieras>> Lovi se rio y otro mensaje llegó <<Lovi, te espero en casa, he pedido comida china ¿Ya te levantaste?>> Este último había sido de Joel.
<<Hola Chris, me encantaría ir a patinar hoy, pero tengo planes con Jojo. ¿Lo dejamos para mañana? No me olvido que me debes una conversación>> <<Jojo, nos vemos en una hora, recién me levanté. Voy a ducharme y salgo para allá. Tengo muchas ganas de verte. Love, Lovi>> Para cuando terminó de escribir, Christopher le había contestado. <<Nos vemos mañana después del ensayo. No hay ninguna conversación pendiente, no iba a decir nada importante>> <<Okay, lo que usted diga, señor Vélez, pero no le creo. Le sonsacaré lo que sea, tengo un truco infalible>> <<¿Ah, sí, de qué se trata? Yo puedo ser muy duro de roer>> <<Pero es que yo no soy un ratón, soy un gato y tengo garras. Cuidado no vaya a usarlas ;)>>
Afrodita se había arreglado lo justo, no tenía muchos ánimos. A pesar de que la conversación con Chris la había animado, ese horrible sueño no era tan fácil de olvidar y no lo era no por el sueño en sí, sino porque era un claro reflejo de sus sentimientos, de como, desde hacía unos días, veía que la relación a cuatro que tenía no funcionaba.
Joel le tendió un vaso de agua mientras alzaba una ceja; la Diosa se había quedado absorta en sus pensamientos y mirando sus pies.
—¿Todo bien, Lovi?
—¿Eh? —alzó la mirada y cogió el vaso que su amigo le ofrecía— Sí —la miró como si no creyera en sus palabras y se sentó frente a ella—. Está bien, no. Creo que... —No sabía como explicarse— No quiero sonar idiota, pero... —Suspiró— creo que Zabdiel y Richard ya no quieren seguir viéndose conmigo.
—¿Qué tontería es esa, wey? Claro que sí.
—No. Yo sé que siempre le dan prioridad a sus citas con Vee y no les culpo, ella debe ser mucho más entretenida que yo. Es muy divertida.
—Tú también lo eres.
—Sí, pero como amiga. —Joel volteó los ojos.
—Lovi, no te hagas de menos, no es justo. Ellos te quieren mucho.
—Como la trucha al trucho. —Bromeó— No he dicho que no me quieran, he dicho que no quieren pasar tiempo conmigo. —El mexicano se mordió el labio para aguantarse lo que quería decirle—. Qué gilipollas soy, no me hagas caso, yo sé que lo que digo no es verdad, que los dos se divierten conmigo, pero... ya no me siento cómoda con esto, yo no estoy hecha para las relaciones abiertas. Para esto hay que tener una seguridad que claramente yo pensaba que tenía, pero que no tengo.
—Bueno, lo primero, Lovi, es hablar con ellos y contarles como te sientes y que ya no te gusta el juego y después te vendría bien hacer algo con esa falta de confianza en ti misma, porque tú vales mucho y deberías saberlo. —Ella le regaló una sonrisa sincera, con cariño y él se levantó para abrazarla.
—Te quiero mucho, Jojo. Gracias por todo esto. Ahora dame mi comida, me muero de hambre. —Joel se echó a reír.
—Me recuerdas demasiado a Chris.
Venus se encontraba en la terraza, sentada al fresco, cuando Fabricio tocó la puerta. Hacía meses que no pasaban tiempo de calidad juntos y aquella mañana la Diosa le había invitado a comer, para poder ponerse al día. Además, había algo que necesitaba contar y no podía ser a ninguna de las chicas. El único que sabía, no diría nada, sería él. Pero ¿Cómo hacerlo?
—Te diría: Hola, chanchi, pero tienes una cara de mierda. ¿Qué te pasa?
—¿Qué te pasa a ti? Yo no tengo cara de mierda —le regañó mientras golpeaba su brazo.
—Pero algo te ocurre. Ya cuéntame.
—Recién llegas ¿Puedes siquiera sentarte antes de someterme a un interrogatorio?
Fabi le regaló una sonrisa, la abrazó y ella aprovechó el momento para colgarse cual Koala.
—Te extrañé, chanchi.
—Nos vimos hace unas horas.
—Ya, no seas tan cuadrado, no me refiero a eso. —El chileno se rio.
—Ya sé, ya. Yo también te extrañé.
Vee sacó un par de cervezas de la refrigeradora y le tendió una a su amigo antes de sentarse junto a él en el sofá.
Su amigo le contaba sobre lo linda que era su relación con Ruby y ella viajaba en sus pensamientos, que habían traído a la memoria la imagen de un boricua con el que se solía acostar.
—Me gusta Zabdiel —se le escapó, dejando a quien hablaba con la boca cerrada.
—Imagino que si te acuestas con él no debe parecerte feo.
—No, idiota —golpeó su brazo por segunda vez en el día—, me refiero a que creo que siento algo por él.
—¿Pero no que él anda en una relación con Lovi? —ella hizo un gesto extraño, una mezcla de afirmación con duda— Bueno, no es una relación como tal, ya sé, pero ellos estaban juntos primero ¿No?
—Algo así, sí, pero no hay nada serio en todo esto.
—¿Y qué pasa con Richard?
—Me gusta, de eso no hay duda, pero ya no siento nada cuando me veo con él. Es más, muchas veces nos vemos por los niños y no pasa nada entre nosotros.
—Entonces ¿Te gusta Zabdiel?
—Eso creo, sí —suspira con pesar—. Pero tienes razón, Lovi está con él y yo no voy a interponerme.
—Contarle a tu amiga lo que te pasa no es interponerte, deberías hacerlo.
—¡No! Eso sería lo último que haría. —Se frotó la frente— Zabdiel no puede gustarme, ya sabes, no puedo enamorarme.
—No digas estupideces, Venus.
—No es ninguna estupidez, los dos sabemos lo que pasa cuando me enamoro. Nunca es real. No puedo, debo ser fuerte por el Tebbi, debo olvidarme de Zabdiel.
—¿Te estás escuchando? No dices más que estupideces. —Alzó la voz molesto. Vee siempre hacía lo mismo—. Si te gusta el weon ese díselo y deja de ser tan cobarde.
—A mí no me llames cobarde —Se puso en pie, a la defensiva y con un tono más alto que el de él.
—Entonces no te comportes como tal y habla con ellos de una vez. O al menos ten los huevos de decirle a Richard que ya no sientes nada por él.
Vee llevaba una hora sentada en su cama con la música puesta y la mirada perdida. Había discutido con Fabricio y eso siempre le dejaba el corazón descompuesto, pero él debía entender que no era fácil volver a enamorarse. Al menos no para ella. El padre de Tebbi le había hecho la paciencia añicos y... desde que su ex pareja se suicidó, en su cabeza, amor significaba tragedia.
<<Vee, estoy volviendo de casa de Joel ¿Nos vemos? Tengo que hablar contigo>>.
Volvió al mundo real al leer aquellas palabras. Afrodita quería hablar con ella. <<Ya está, se ha dado cuenta. Seguro está molesta>> pensó.
Para cuando Lovi cruzó el umbral el rostro de ambas denotaba nerviosismo. Por un lado, Afrodita tenía pánico de que Venus se molestase por acabar con el juego. Quería explicarle como se sentía, tal y como Joel le había dicho, pero no era capaz. ¿Abrirse? Eso no era una opción. Por otro lado, Vee, pensaba que sus sentimientos hacia el boricua iban a terminar con la hermandad que existía entre ellas y no estaba dispuesta a perder a una amiga por nada ni nadie. Por más que ese hombre fuese Zabdiel de Jesús.
Se sentaron junto a la isla con una sidra y una cerveza en la mano y se quedaron mirando a la nada por un rato largo. La primera en abrir la boca fue la española.
—No quiero seguir con esto.
—¿A qué te refieres con "esto"?
—No quiero seguir acostándome con Richard —el corazón de la chilena dio un vuelco—. Ni con Zabdiel.
—¿Cómo?
—No me siento cómoda, ya no siento lo mismo cuando me acuesto con ellos —mintió. En realidad sí lo disfrutaba, pero luego su inseguridad intervenía y acababa con toda la magia y el placer.
—¿Estás segura?
—Sí. Es más, les he pedido que vengan.
—¿Qué vengan aquí?
—Sí. Deben de estar por llegar. —Suspiró—. Creo que lo mejor es que hablemos de esto todos juntos, pero necesitaba hablar contigo primero. —Vee no dijo nada— ¿Estás enfadada?
—¿Enfadada por qué?
—No sé, en parte esto fue idea tuya, habíamos decidido que esto sería divertido, pero no me gusta compartir.
—No digas estupideces, Lovi, obvio no estoy molesta contigo. Si no lo disfrutamos los cuatro, no tiene sentido.
La chilena estaba aliviada; Afrodita le había dado el pie perfecto para terminar con todo sin dar explicaciones de nada, porque si no eran los cuatro, no sería ninguno ¿Verdad? Perfecto para pasar página con Rich y alejarse de Zabdiel.
Atenea salió de su habitación con la toalla en la cabeza puesta y volvió a entrar cuando escuchó la conversación que se mantenía en la puerta. Lovi estaba con Zabdiel, dentro de casa, pero sin moverse de la entrada.
—Muchas gracias por todo, Zab.
—No me digas así, esto no es una despedida ¿verdad? Seguiremos siendo amigos.
—Claro, claro, pero igual quiero agradecerte por todo. Por los buenos momentos y por tu comprensión.
—Te entiendo, pero esto no me hace feliz.
—A mí tampoco, pero creo que es lo mejor. Llegamos a un acuerdo y lo estoy cumpliendo.
—Pero ¿Qué ha pasado? ¿He hecho algo que te moleste, mami?
—¡No! Es sólo que... —buscó en su cabeza las palabras adecuadas—. Necesito tiempo para mí. —Él la miró suspicaz.
—En velda, no te creo, pero haré como que sí. Buenas noches, Lovi.
—Buenas noches, Zabdiel. —Le regaló una sonrisa y él, lejos de quedarse con las ganas, pasó la mano por su cintura, atrajo su cuerpo hacia él y le dio un beso que gritaba: No quiero que sea el último.
Las lágrimas amenazaban con ponerse rebeldes y caer antes de tiempo, así que la Diosa se separó de inmediato y con otra sonrisa, bastante más amarga, le abrió la puerta para que pudiera salir.
—Adiós, Zab.
La puerta se cerró tras el boricua y entonces sí, ella, se permitió llorar dejando que su cuerpo resbalase por la pared hasta quedar sentada en el suelo. Esa fue la señal de Atenea para salir otra vez y abrazar a su amiga hasta que los mocos empapasen la camiseta que llevaba puesta. No dijo nada, sólo dejó que se desahogara. Tampoco necesitaba oír la historia, con lo poco que había escuchado desde su cuarto sabía que era lo que sucedía y conociendo como conocía a Lovi, no le había contado ni la mitad de lo que sentía realmente a Zabdiel.
Para cuando la morena dejó de lloriquear, ambas se sentaron al sofá y se miraron a los ojos. Atenea le regaló una sonrisa de comprensión y Lovi se echó a reír.
—No cambio más.
—No tienes que hacerlo. —Su teléfono vibró; miró la pantalla y se le abrieron los ojos de par en par.
—¿Pasa algo?
—No había visto la hora, es muy tarde.
—Tampoco tanto, aún quedan tres horas para que entres a trabajar.
—Sí, bueno, es que he hecho planes antes del trabajo. —Lovi entrecerró los ojos al mirar a su amiga.
—¿A qué hora has quedado con Batista?
—¿Qué? —se sorprendió ante su pregunta.
—No te hagas la loca, porque igual que me conoces a mí, yo te conozco a ti y veo como le miras y como lo hace él, así que confiesa ¿Qué pasa entre vosotros?
Atenea no sabía que decir, su amiga le había pillado por sorpresa con aquella pregunta y no estaba lista para inventar ninguna excusa, pretexto o treta, así que dijo lo primero que se le pasó por la cabeza.
—No pasa nada, pero no me importaría que pasara —después quiso pegarse de cabezazos contra la pared.
—Así que te gusta el cubano ¿eh? —Alzó las cejas, divertida—. Y yo que pensaba que habíais discutido. ¿Te lo vas a...? ya sabes.
—¡No!
—Uy, y ¿por qué no? Yo no perdería el tiempo de poder hacerlo, total, ahora está soltero.
—Es más complicado de lo que piensas.
—Pues yo no le veo la complicación. Cuando le veas, cómele los morros y después todo es cuestión de dejarse llevar. Empieza por la camisa y termina por los boxers —le guiñó el ojo.
—Estás loca, Lovi.
—Será, pero yo no me quedaría con las ganas. —Atenea no dijo nada por un momento.
—¿Qué vas a hacer esta noche? No me gustaría que te quedaras en casa sola después de... —señaló la puerta— ¿Tienes algún plan?
—Actually, no, pero voy a llamar a Joel. Esta tarde le vi un poco bajoneado así que supongo que no será difícil convencerle.
Vee seguía hablando con Richard mientras Tebbi veía una película en la pequeña tele que tenían en la habitación. Su conversación se había visto interrumpida cuando el pequeño llegó del colegio junto con Aldana y ahora que se habían quedado completamente solos, pensó que era el mejor momento para explicarle que ella tampoco quería seguir con el juego. Es decir, que ya no quería acostarse con él de nuevo.
—¿Esto tiene que ver con el tipo del club? —preguntó un poco molesto, aunque no sabía muy bien porque.
—¿Disculpa?
—Lo siento, soy un idiota, no debí preguntar eso. No me hagas caso.
—Mejor, sí.
—Pero ¿Por qué no quieres seguir viéndome? Los niños son muy amigos, no creo que sea justo para ellos.
—No me has entendido, morenazo, yo te quiero seguir viendo, claro que sí y me encanta salir con ustedes, pero ya no siento más que una hermosa amistad entre nosotros y creo que lo mejor es que no nos acostemos más. —El dominicano se quedó callado y pensativo.
—Tienes razón. No quería admitir que yo tampoco siento lo mismo que al comienzo, pero es así. Te quiero demasiado y a tu hijo también, pero ahora somos algo más que amigos con derecho.
—Ahora somos familia, Rich.
—Oh, shit, I slept with my sister. —La chilena comenzó a reír.
—Sí, y además rompiste más de una cama con ella. —Él también se rio.
—En verdad, viendo el lado positivo, mami, voy a dejar de gastar el dinero en "El rey del colchón"
—Mierda, le jodimos el negocio.
Chris tienes luz verde!!
Vee, Fabi tiene razón, x más que ahora todo terminado debes hablar con Lovi, porque no dejarás de amar a Zab de un día para el otro