Capítulo 41 Ocho meses después
- denovelasvalacosa
- 19 dic 2021
- 10 Min. de lectura
Tras una larga y dura gira, CNCO volvió a Miami con un millón de anécdotas para contar. Si bien habían pasado por Florida un par de días a lo largo de esos meses, llevaban mucho tiempo sin disfrutar de la compañía de las chicas, pues apenas habían tenido tiempo para respirar.
Los meses de verano fueron los más tranquilos pues los conciertos se realizaron al rededor de los Estados Unidos, dejando para último lugar Miami, donde por supuesto sus amigas fueron más que invitadas. Afrodita no cabía en sí de la emoción, pues jamás había presenciado uno en vivo, mucho menos desde un lugar tan privilegiado como la primera fila.
—Pero chicas, pueden estar en el escenario —dijo Erick.
—Por más que me encante ver vuestros culos, prefiero ver vuestras caras —se rehusó la española.
—Queremos disfrutar como unas verdaderas fans chicos, entiendan —comentó Venus antes de que Atenea se quejara porque ella no quería ser aplastada y sí prefería verlo desde el escenario.
Tras EE.UU comenzó la locura. La gira por Sudamérica, donde habían tenido que ampliar las fechas por pedido de las fans, ya que las primeras localidades se agotaron a los quince minutos en cada país, trajo a los chicos millones de alegrías, a la par que bastantes dolores de cabeza. Cada concierto era doble, apenas tenían un par de horas para reponerse entre uno y otro y eso les dejaba completamente exhaustos. Para su suerte hicieron varios descansos en algunas ciudades como Ecuador, donde Christopher aprovechó para ir a ver a su familia y amigos, Chile, donde los chicos volvieron a las andadas, Argentina, por supuesto, donde Erick y Selene volvieron a reencontrarse y a disfrutar, no sólo de las pequeñas vacaciones, sino que también ella les acompañó a todos los conciertos que dieron en su país, que fueron varios. Por supuesto hicieron una pequeña parada en Puerto Rico, donde Zabdiel pudo ver a su familia y además pudieron disfrutar de unos días de playa.
Tras pasar Europa llegaron a Asia y para ese entonces su música se había vuelto todo un fenómeno gracias a la canción del mundial, la cual no sólo había triunfado, sino que había sido denominada la oficial para los juegos. Eso hizo que la vuelta a Estados Unidos no fuera fácil, pues sus agendas se habían apretado más de lo que ya estaban y las fanáticas habían aumentado en un cincuenta por ciento, siendo que los fanáticos lo habían hecho en más de un cien por cien.
Por otro lado estaban las chicas. Ellas habían vivido esos ocho meses de una forma muy diferente. Su trabajo había sido lo principal, puesto que desde el pequeño show de los chicos la clientela había aumentado. Los conciertos de los Lunes y la noche de Micro abierto de los Miércoles habían ayudado mucho a captar nueva clientela, así que no sólo las Angelitas comenzaron a trabajar más días como camareras o bartenders, sino que además habían contratado nuevo personal de seguridad y más bailarines para las fiestas privadas que se celebraban en la terraza.
El consumo de droga había aumentado nuevamente y aunque no habían vuelto a tener incidentes de sobredosis en el local, podían ver las caras de más de una clienta desencajada. Atenea era quien se encargaba de ello. No quería alertar a sus amigas, pero sabía que Batista tenía algo que ver en todo aquello.
Esta vez la Diosa rubia trató de tomarse con calma sus investigaciones, pues no quería volver a enfermar. Además que Venus estaba bastante ocupada con el pequeño Tebbi, que desde que había cumplido cuatro añitos, se había convertido en un enano rebelde y respondón.
Afrodita por su lado tenía tres hijos de cuatro patas de los que ocuparse y dos casas que mantener limpias, así que no tenía tiempo de investigaciones y probablemente tampoco ganas.
Aldana, por su lado, había tenido muchísimo trabajo, ya que las diosas del Lilith le pidieron ser la diseñadora oficial de todo el vestuario de los bailarines, las bailarinas y las camareras. Además su colección había pegado fuerte y estaba teniendo un millón de entrevistas con revistas de moda locales.
Todo esto sumado a que Tebbi se había convertido en un pequeño Taz más malhumorado y malcriado que antes, tenía a la pobre peruana con los nervios a flor de piel, algo que ocasionó más de una discusión con Joel, que llamaba a horas intempestivas en algunas ocasiones sin darse cuenta del cambio de hora.
Los últimos días del tour se hicieron duros pues por un lado les daba pena terminar todo aquello y por el otro estaban deseosos de volver.
Richard ya no aguantaba más las ganas de tener a Venus entre sus brazos, pues aunque se había acostado con otras mujeres a lo largo de los meses, no era para nada lo mismo que acostarse con su querida Diosa. Además, que los mensajes sugerentes y las fotos picantes que se enviaban de vez en cuando, no ayudaban a que el dominicano estuviera tranquilo tan lejos de sus curvas.
—Morenazo —le dijo Vee la noche antes de que volvieran—. No sabes las ganas que tengo de verte y arrancarte la ropa. Quiero lamerte de arriba a abajo y que tú hagas lo mismo conmigo. Tengo ganas de que volvamos a romper tu cama. ¿Te saldrá muy cara una segunda y tercera y cuarta reparación?
El teléfono de Rich casi termina en el suelo al escuchar aquellas cosas. Se puso nervioso, se puso cachondo y se puso rojo como un tomate al ver como el resto de sus compañeros se aguantaban la risa. Sí, en efecto, tenía el manos libres puesto.
—Vee, no sabía que ibas a decirme esas cosas y puse el manos libres par que hablaras con todos. No me odies por favor —la chilena, lejos de avergonzarse se rio a carcajadas y prosiguió.
—Claro que te voy a matar, a polvos en cuanto regreses. Pero ya que están los demás escuchando. ¡HOLA BEBÉS TENGO GANAS DE VERLOS! —gritó para todos. Joel y Erick no se sorprendieron un ápice con la actitud de Venus, ella siempre tan natural y desvergonzada, pero para Christopher y Zabdiel si fue una sorpresa que no se muriera de vergüenza tras saber que todos la habían escuchado.
—Bueno, ya quité el speaker, me voy al baño para que hablemos tranquilos.
—¡Sí, ahora le llaman hablar a lo que vas a hacer en el baño mientras ella te sigue diciendo cochinadas! —le gritó Chris antes de que cerrase la puerta. Y después todos se echaron a reír.
Afrodita y Zabdiel también tuvieron sus momentos calientes a lo largo de los meses, aunque pocas noches antes del regreso hablaron de todo menos de sexo ya que a la despistada de Lovi se le coló una foto que no debía en las historias de Instagram. Una donde se veía a la muchacha sobre el cuerpo semidesnudo del bailarín. Se intuía que estaban en la playa, pero eso a Zabdiel no le importó en absoluto, él lo único que veía era a su chica sobre otro. Sabía que habían acordado tener una relación abierta, pero también habían llegado al acuerdo de no decirse nada.
—No te voy a mentir Zab, sí ha pasado algo con él, pero sólo un par de veces. Nosotros nos hemos hecho amigos.
—No tienes que darme explicaciones, pero me prometiste que no ibas a decirme nada.
—No me di cuenta bonito, lo siento mucho, de verdad. Simplemente subí una foto con un amigo. Si te sirve de consuelo, ese día no pasó nada entre nosotros. De hecho sólo ha pasado un par de veces y fue hace meses. ¿Me vas a decir que tu has sido un santo?
—No, pero no te lo he restregado por la cara...
—Zab, yo no he hecho eso —las lágrimas estaban amenazando con escapar de los lagrimales de Afrodita. Se sentía muy mal cuando no debía ser así.
—Está bien. Lo siento bonita, los celos me tienen loco. No es justo que te diga estas cosas.
—No, no lo es, pero te entiendo, supongo que por mucho que sepa que te acuestas con otras, ver a las susodichas no me habría gustado un pelo.
Tras esa pequeña discusión ambos se fueron a dormir con un gusto amargo en los labios.
Al día siguiente, como casi todos los días, Christopher llamó a Afrodita para preguntar por Ollie. Era un padre preocupado.
—Buen día Christophelón —le dijo la morena mientras se restregaba los ojos. Había dormido más bien poco aquella noche por el remordimiento de conciencia.
—Hola reina, ¿todo bien?
—La verdad es que no. Ayer tuve una conversación poco agradable con Zab, pero bueno. No es nada importante. ¿Tú qué tal estás?
—Yo bien, un poco cansado y con muchas ganas de volver... ¿Qué pasó con Zabdie? Sabes que puedes contarme lo que necesites —desde que los chicos se habían marchado la amistad entre Christopher y Afrodita había ido en aumento gracias a sus llamadas constantes por Ollie.
—Nada, me vio en una foto con un amigo y bueno... los celos.
—¿Es sólo un amigo? —preguntó curioso.
—No... bueno, ahora sí, pero pasó algo entre nosotros hace unos meses. Lo que pasa que él trabaja para mí y yo por más que quiera hacer la vista gorda con eso, no puedo.
—Entiendo —en realidad quería decir que entendía a Zabdiel pues a él tampoco le hacía gracia escuchar aquello, aunque seguía sin entender muy bien porque—. Bueno, en un par de días estaremos en Miami y lo arreglaran todo, estoy seguro.
—Tampoco hay mucho que arreglar, nosotros habíamos dado luz verde a posibles relaciones en este tiempo. No es como si le hubiera sido infiel.
—Entonces cuando lleguemos lo que harán será quitarse las ganas de otros —dijo entre risas amargas.
—Eso seguro —le devolvió la risa—. Bueno Chris, déjame que salga del dormitorio para que veas a Ollie.
Erick se pasó gran parte del tour quejándose por haber dejado a Selene en Argentina. A pesar de haber tenido tiempo para hacer planes con ella, todo eso le había sabido a poco. Necesitaba estar con ella, no sólo porque su cuerpo se lo pidiese a gritos, sino porque era cuando más feliz se sentía.
—Necesito ya unas vacaciones —le decía a Christopher constantemente, quien comprendía la sensación de estar lejos de quien realmente quería, aunque no pudiera admitirlo en voz alta.
Joel por su parte no se sentía tan mal. Si bien es cierto que extrañaba a Aldana un poquito más cada día, no tenía esa necesidad sexual que el resto de sus compañeros tenía. Sabía controlar mejor sus hormonas que ellos.
Aldana tampoco le ponía difícil eso, pues no le mandaba demasiados mensajes sugerentes y mucho menos tenían llamadas largas en las que hablaban de cosas sexuales, y no porque no quisieran, sino por la falta de tiempo. El cambio horario a ellos no les hacía ningún bien, pues para cuando ellos estaban libres ella trabajaba o dormía.
Christopher por su lado dejó de ser el Gato Vélez que todos conocían. Se había cansado de noches de sexo loco y desenfrenado con mujeres que no le llenaban en absoluto. Él tenía cabeza para una y a ratos se odiaba por ello. Deseaba encontrar a alguien que le hiciera olvidar a quien no podía tener, pero no aparecía nadie en su vida capaz de hacerlo. Tampoco ayudaba hablar con ella constantemente. Al principio pensó que podría controlarlo, hablar con ella sólo de su perro, pero a lo largo de los meses las conversaciones se hicieron más personales. Afrodita finalmente le contó acerca de sus sueños, esos que no le dejaban dormir.
—¿Te puedo contar algo sin que me tomes por loca?
—Ya te tomo por loca —le dijo él entre risas.
—Tarado, te hablo en serio.
—Sí claro, espera que me pongo serio —pero no podía hacerlo, sólo se reía más y más, contagiando a Lovi con esa risa escandalosa que él tenía. <<¿Cómo puede ser tan lindo?>> se preguntaba ella constantemente. <<¿Cómo me puede gustar tanto una risa más escandalosa que la mía?>> se preguntaba él.
—Tengo un sueño recurrente. Casi cada día desde que llegué a Miami. El único que consigue que deje de soñar es Zabdiel.
—¿Qué sueñas? —preguntó después de ocultar una cara de fastidio.
—Con un tipo sin cara, bueno, tendrá cara, pero no la veo, está muy oscuro.
—¿Sueñas cochinadas? —preguntó entre risas.
—Sí —confesó ella—, y ojalá fuera algo bueno, pero siempre me quedo a medias, soy incapaz de soñar con el final.
—¿Lo has intentado? —No podía contener la sonrisa.
—Sí, he intentado volver a dormir después. No abrir los ojos... nada, no funciona, el sueño empieza de cero.
—Dios mío, vives el día de la marmota en tus sueños.
—¡Sí! Yo también pensé en esa película —se rieron ambos.
—Bueno, pues ya no queda mucho para que Zabdie te haga recordar como terminan las noches de sexo desenfrenado.
—No es desenfrenado. Es lo más wow que he vivido jamás. No sé explicar todo lo que siento, no es sólo placer, es algo extrasensorial... es brutalmente arrebatador. Y aterrador, porque creo que no seré capaz de acabar con eso jamás.
—Quizás sólo tienes que encontrar el rostro correcto para ese sueño...
El día en que los chicos volvían llegó y Venus se despertó un poco dolorida. Cuando le dijo a Izan que esa sería la última noche que pasarían juntos, el Venezolano casi la deja invalida. La tomó por la cintura, la cargó cual koala y la llevó a los baños del local donde le hizo gemir hasta el nombre de Jesucristo. Después, cuando todos se marcharon a casa, la secuestró y la arrastró hasta su dormitorio, donde nuevamente le dio su merecida ración de sexo salvaje. Dejó incluso una pequeña marca entre sus piernas para que el próximo que se acostara con ella viera que no podía descuidarse. Algo que luego la diosa le reprochó.
—Maldita sea Izan, te dije que venía hoy Richard, ¿tú crees que le hará gracia que me acueste con él teniendo tus marcas?
—Pues no te acuestes con él...
—Ya lo habíamos hablado. Tú y yo lo pasaríamos bien hasta que él apareciese.
—Sí, pero no entiendo porque no te vale conmigo.
—Porque con quien tengo algo es con él. Mierda Izan, esto ya lo hablamos, no voy a repetirlo.
—¿No te vale con lo que yo te hago?
—Me vale, sí, pero lo que tengo con él no es sólo sexual ¿ok? Ya déjate de pendejadas y asúmelo.
—Ok... lo acepto. Pero no voy a dejar de intentarlo.
—Puta Izan, no me lo pongas difícil, mi carne es jugosa y débil.
—Caerás de vuelta —le dijo mientras ella se vestía para irse.
—Ya veremos...
Recordando aquello salió del dormitorio y se encontró con Tebbi sentado plácidamente en el sillón. El niño había aprendido a poner Netflix en la televisión y desde entonces dejaba descansar tanto a su madre como a Aldana en las mañanas.
Había crecido tanto que a Vee le daba pena.
—Mami —le dijo el pequeño demonio— ya me comí mi desayuno. —Le informó mientras enseñaba el plato que ella había dejado preparado la noche anterior.
—Muy bien, mi amor. Ahora voy a desayunar yo, ¿sí? ¿Quieres ir a buscar a las tías?
—Sí, mami —salió corriendo y llamó a la puerta que quedaba frente a su casa.
—Hola renacuajo —dijo Atenea cuando abrió la puerta. Ollie y Freya corrieron hacia el pequeño y se le lanzaron juguetones.
—Hola Tenea, my mom said que las llame. ¿Quieren venir a casa? —preguntó en un espanglish muy gracioso.
—Ahora le digo a la tía que se está duchando y vamos a desayunar con vosotros ¿vale?
—Vale —repitió él—. ¿Me puedo llevar a los perros?
—Claro. ¿Quieres que luego les saquemos a pasear antes de que Chris recoja a Ollie?
—¿Se va a llevar a Ollie? —preguntó un poco triste.
—Sí, claro, es suyo. Pero seguro que pronto tiene que irse de nuevo y lo vuelve a dejar con nosotras. ¿quieres?
—¡Sí! Yo quiero mucho a Ollie, igual que a Freya.
—Ellos también te quieren mucho a ti, granujilla, aunque les tires del rabo algunas veces.
—It's funny —dice él riendo un poco.
—No es divertido, ya lo hemos hablado, a ellos les duele mucho...
—Por eso ya no lo hago...
—Y porque tu madre te dio una chanclada en la nalga izquierda —dijo Venus, que se encontraba apoyada en su puerta—. Dale, llama a los perros y entra en la casa que me tengo que ir a duchar yo también. Estoy haciendo café rico y calentando unos bollos que hice ayer. ¿Las espero en quince?
—Sí, yo voy a cambiarme que ya me duche y vamos.
—Ahora nos vemos, pues.
Q intensos 8 meses🔥🔥🔥