Capítulo 39 ¿Cinco de cinco?
- denovelasvalacosa
- 18 dic 2021
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Desde la noche en el club su vida se había vuelto una autentica locura. Las fans de CNCO publicaron, a pesar de pedirles que no lo hicieran, la presentación “privada” de los chicos a las redes sociales, lo que degeneró en doscientas mil llamadas telefónicas al día preguntando por ellos y por si repetirían el show. Amablemente todos los miembros del equipo fueron diciendo que no y explicando que fue una situación exclusiva, pero al parecer no fue motivo suficiente para dejar de ir al club, pues las reservas aumentaron en un doscientos por cien, haciendo así que tuvieran que abrir nuevamente los Lunes e incluso plantearse si debían cancelar la noche masculina, por otra noche de chicas. Al final optaron por algo que no se les había ocurrido: Conciertos los lunes. La idea era hablar con pequeñas productoras que quisieran lanzar a sus artistas menos conocidos; además se haría una noche de micro abierto los miércoles.
No querían cambiar la temática del local, para nada, pero vieron una oportunidad y decidieron tomarla, dejando todo aquello para la terraza ya que no solía ser reservada entre semana.
Al empezar con algo nuevo en el Lilith, tuvieron que pasar horas y horas trabajando, lo que hizo que salieran más bien poco de casa aunque eso no impidió que los chicos pasasen tiempo con ellas ayudando en la parte musical.
Clara, que había visto el vídeo advirtió a los muchachos de la que se venía antes de que llegaran el Lunes a las oficinas de Sony, donde les habían citado la tarde anterior.
Tras una fuerte discusión, la discográfica decidió dejarlo pasar, por miedo a perder a su grupo estrella, pues ellos amenazaron con no renovar el contrato si seguían imponiendo tantas cosas como hacían. Christopher, que no sólo fue el de la idea, sino el más agraviado con las normas en las giras, decidió hacer un alto y dejar claro que no podían hacer con ellos lo que se les cantara, que eran cinco jóvenes con ganas de vivir la vida y que tenían la suficiente acogida con el público, como para que nadie fuera a morirse por un show privado y gratuito.
—Es más, si mis amigas necesitan mi ayuda nuevamente, lo volveré a hacer —amenazó este antes de salir de la oficina más enfadado que nunca.
Zabdiel y Richard le siguieron, dejando a los dos más jóvenes lidiando con el arrebato que había tenido el mayor.
—Entendemos su postura, son nuestras amigas y ellas no nos pidieron el favor, al contrario, nosotros fuimos y a Chris se le ocurrió la idea para proteger nuestra imagen por estar en un club masculino. Esperamos que nos entiendan, nosotros también tenemos una vida.
—Yo estoy de acuerdo con ellos —continuó Erick—, no pueden dirigirnos como marionetas. Cumpliremos el contrato hasta el final, pero deben aceptar que las cosas han cambiado y que nosotros tenemos derecho a tener una vida fuera de los escenarios.
Dicho esto, se levantaron y salieron de la sala sin escuchar lo que el equipo tenía para decirles.
Afrodita preparaba un aperitivo mientras la paella se hacía a fuego lento en la cocina. Llegó al salón con una gran bandeja de jamón, chorizo, queso manchego y fuet, un poco de todo lo que Zabdiel le había llevado y la dejó sobre la mesa de café, no sin antes lanzar una mirada de advertencia a Zab y Chris para que no se comieran todo ellos solos.
—Tranquila mami, dejaremos algo para ustedes —todos rieron al escuchar al boricua.
—Oigan, ¿Qué les parece si dejan el club en manos de Batista y nos vamos un par de días a Orlando?
—Podría ser —meditó Venus— pero yo tengo que llevarme al Taz, no puedo dejarle con Aldana tantos días...
—¿Y quien dijo que yo no iría? —rodeó el cuello de Joel con sus brazos desde atrás y le dejó un beso en la mejilla.
—Sería la despedida perfecta —continuó Selene—. Cuando estuvimos con Erick no tuvimos tiempo de ir a Universal, podríamos ir allá.
La Diosa había extendido sus vacaciones hasta que los chicos se fueran a la gira, no podía y no quería separarse de los ojos verdes que habían conseguido, aunque ella no lo quisiera admitir, enamorarla locamente en tan poco tiempo.
—Sí, estaría genial, amo los parques de atracciones —afirmó la feliz Afrodita.
—Hecho, hablaré con Bati a ver si se puede quedar Miércoles y Jueves con las chicas.
—Yo me quedo con ellos, no soy fan de los parques de atracciones —Se notaba la tristeza en sus palabras, pero Atenea seguía sin confiar en su socio y no estaba dispuesta a dejarle sólo en el club.
—Tu de lo que eres fan es del cuerpo de nuestro amigo y estás deseando quedarte a solas con él —Las risas volvieron a alzarse mientras Vee alzaba sus cejas varias veces seguidas.
Tras la comida las parejitas fueron dejando la casa vacía. Los primeros Joel y Aldana, seguidos de Richard, Venus y Tebbi, pues habían planeado una tarde con Aaliyah y tenían que pasar a buscarla. Al cabo de pocos minutos Zabdiel, Christopher, Atenea y Afrodita fueron los únicos que quedaron en la casa pues Erick y Selene querían aprovechar el poco tiempo que les quedaba juntos (No sé si me explico... guiño, guiño).
Zabdiel agarró a guitarra, Christopher se sentó en el borde del sillón y con las palmas de Atenea comenzaron a cantar una de David Bisbal, para darle el gusto a la rubia. Después siguieron con una que Zabdiel había escuchado mil veces en los últimos días pues la Diosa la repetía constantemente: "Eramos tú y yo" de Felipe Santos y Eva Ruiz. Además, animaron a Afrodita a cantar la parte femenina y aunque le gustaba mucho, hacerlo frente a Chris le daba vergüenza, pero no sabía porqué.
—Bueno nosotros nos vamos a la playa —Anunció la morena de repente un par de horas más tarde mientras se ponía en pie—. Hemos reservado motos de agua.
—Yo les llevo —la española cerró los puños instintivamente—. Voy por el coche y les paso a buscar en quince.
—No te preocupes brothel, no queremos molestar. —Afrodita relajó las manos un poco.
No quería admitir que lo que necesitaba era alejarse de Chris, ya que cada vez que le escuchaba cantar una corriente eléctrica le atravesaba el cuerpo y ya no podía soportarlo más; sobre todo porque Zabdiel con una mirada le erizaba la piel. Estaba jodida y lo sabía.
—Esperen compadre, no me importa. —Lovi suspiró derrotada y se encaminó hacia la cocina para que nadie le viera la cara.
—Chris, te acompaño —le dijo Atenea—. Aprovecho para sacar a Freya.
Cuando se quedaron solos Afrodita hizo como si nada y junto con Zabdiel comenzaron a recoger lo que quedaba en el salón. No sin dejar un beso fugaz en los labios del otro cada vez que se encontraban.
—En velda hacen buena pareja.
—Puede ser —El estómago se le contrajo mientras hablaba—, aunque me parece a mí que ninguno se ve de esa manera.
—No creas mami, a mi amigo le gusta, eso seguro. —Entonces se le contrajo el rostro en un gesto involuntario que por suerte Zabdiel no llegó a advertir.
—Dejemos de hablar de ellos... o mejor, dejemos de hablar. —Habló con tanta picardía como pudo tratando de borrar la imagen de su mejor amiga con el cantante de su cabeza.
El boricua se acercó a ella y con una gran sonrisa la rodeó con sus brazos, la besó con pasión y comenzó el descenso hacia su cuello, generando desesperación en el cuerpo de ésta. Afrodita, que no podía con las ganas, agarró fuerte sus nalgas y le apretó contra ella, sintiendo así el miembro ya erecto de su chico, lo que le sacó una gran sonrisa traviesa. Abandonó la nalga izquierda y sin ninguna sutileza la posó sobre el pequeño Zabdie, que de pequeño tenía poco y provocó un gruñido por parte del caribeño.
—No seas mala.
—Tu empezaste.
Selene y Erick paseaban por Jungle Island de la mano mientras cotorreaban con los loros o alucinaban con los babuinos, cuando a Erick se le ocurrió una idea que dejó a la Diosa de la Luna en jaque.
—¿Qué te parece si cuando tenga vacaciones voy a visitarte?
—¿Cómo? —la pregunta tomó tan de sorpresa a Selene que no supo que responder.
—Selene, yo... me gustas mucho y no quisiera dejar de verte... —agachó la mirada temeroso de su respuesta, pues pensó que quizás para ella era solo un lío de “verano”.
—Me encantaría —Le dijo sonriente—. No me esperaba para nada tu pregunta, pero me encantaría volver a verte y que esto no quede acá.
—¿Se sigue preguntando si alguien quiere ser tu novia? —Erick pasó nervioso la mano por su cuello.
—No lo sé, pero si alguien lo hace tampoco sería nada malo... —contestó encogiéndose de hombros.
—¿Quieres ser mi novia? —Al hacer la pregunta puso voz de niño chiquito.
Selene se hizo la dura, amagó que lo pensaba y cuando notó la desesperación en el rostro del cubano se lanzó a sus brazos y le besó con dulzura y pasión.
—Claro que sí, pero ¿Cómo vamos a llevar una relación a distancia?
—De la mejor manera posible —afirmó él—. Aunque vivieras acá yo viajo mucho, así que sería algo parecido. Trataremos de vernos lo máximo posible, aunque eso implique que tenga que ir a Argentina mientras estudias.
Selene no pudo más que sonreír y aguantar las lágrimas de la emoción. Erick, el niño chico de la banda, ese al que podía imaginar en su cama esporádicamente pero al que nunca creyó iba a amar, se había convertido en su novio en tan solo un mes. ¿Cómo había pasado eso? ¿Cómo era posible enamorarse de alguien en tan sólo un segundo? Porque tenía claro que eso era lo que había pasado con él. En el preciso instante sus miradas se cruzaron, lo tuvo claro. Chris era muy lindo, pero su futuro tenía los ojos verdes.
Joel y Aldana terminaron con la sesión de fotos de la nueva colección de la diseñadora y se fueron a un restaurante llamado Azul, donde pudieron tomar un buen vino en la terraza con las mejores vistas del Biscayne Bay. El atardecer iluminaba de manera demencial el skyline lo que era más que romántico, impresionante.
—Gracias por enseñarme este lugar.
—No hay de qué, hermosa, me encanta este sitio. No vengo mucho, es cierto, puedo parecerlo, pero no soy de gustos refinados. Ahora, el día que descubrí estas vistas... me enamoré del lugar.
—Y no es de extrañar, mira que hermosura.
—Las estoy viendo —respondió con los ojos clavados en su perfil.
Para cuando Aldana giró su rostro y le encontró observándola, todo en ella se volvió gelatina.
—Tarado, no me digas esas cosas que después me las creeré.
—Deberías. Estás hermosa siempre, pero con esta luz... deberíamos haber hecho las fotos aquí.
—La verdad es que sí —y siguió observando el anaranjado atardecer.
Christopher mandó un mensaje a Zabdiel para que bajaran y éste le pidió que esperara cinco minutos, que estaban terminando de recoger los platos, aunque realmente lo que estaba recogiendo era su ropa del suelo, la misma que Afrodita había lanzado minutos antes, cuando decidió que uno rapidito sería divertido.
—Tenemos suerte de que no tengas vecinos enfrente —dijo entre risas.
—No, eso habría dado más morbo —le contestó ella sin pudor alguno.
Subieron al coche y Atenea miró a su amiga adivinando lo que había pasado. Afrodita apartó la mirada y se quedó sentada, junto a ella, acariciando a Freya.
—Gracias por llevarnos Chris. Eres un cielo —le dijo Lovi con una radiante sonrisa.
Ahora que había sentido la piel de Zabdiel en sus manos volvía a tener sus sentimientos bajo control.
—Un placer, reina.
Cuando salieron del coche, Zabdiel y Lovi se despidieron de sus amigos y se fueron hacia la playa, buscando al tipo a quien debían pedirle la moto de agua.
Mientras, Christopher y Atenea paseaban por la arena junto con la juguetona bola de pelo que pronto parecería una croqueta.
—Me encanta esta perra, está tan loca como la dueña.
—Espero que lo digas por Lovi, porque es suya...
—Sí, lo digo por ella, aunque me atrevería a decir que tú también estás un poco crazy.
—Me ofendes —se rio la Diosa mientras llevaba su mano al pecho.
—Para nada. Estar loco es divertido, lo aburrido es ser una persona normal.
—Ahora entiendo porque siempre estás haciendo tonterías entonces. Te esfuerzas mucho en no ser normal.
—No, en realidad es algo natural.
Richard y Vee pasaron la tarde con los niños, pero antes de que llegara la noche decidieron dejarlos con los padres del cantante para así poder ir a cenar y bailar.
El dominicano había hecho reserva en uno de los lugares más divertidos de todo Miami y estaba completamente seguro de que a su chica le encantaría, no sólo la comida, sino la música y el ambiente que se respiraba en “El Tucán” donde además de cenar rico, podían echarse unos bailes.
Llegaron al restaurante tras pasar por casa de Venus para que se arreglara y se pusiera más elegante. Tomaron asiento y pidieron “CHARCOALED BABY BACK RIBS” él y “POTENCIA CALIENTE RISOTTO” ella.
Tras la rica velada en la que todos sus sentidos fueron seducidos, pagaron la cuenta y se dirigieron a la pista de baile, donde el dj estaba pinchando algo de reggatón antes de comenzar con las sesión de salsa y bachata que les esperaba para aquella noche.
Zabdiel y Afrodita pasaron más de una hora subidos a la moto, pues decidieron compartir una, en la cual se iban turnando para conducir. Hubo un momento, en el que Zab no se había sujetado fuerte a la cintura de su chica y al ésta acelerar, terminó volando hacia atrás y cayendo al agua estrepitosamente. Al escuchar el grito ahogado del boricua, Lovi frenó y no pudo evitar reírse al encontrarle flotando en el mar.
Para cuando terminaron, el atardecer les había atrapado y se quedaron viéndolo tumbados sobre la arena, algo que la morena solía odiar, aunque no le importó en ese momento.
La mano de la joven acariciaba el abdomen del boricua y éste repetía los movimientos sobre su espalda.
Estaban tan tranquilos, tan relajados, que ni siquiera se pararon a pensar lo que pasaría el día que volviera a salir de gira.
Finalmente Christopher y Atenea volvieron al Downtown, aparcaron el coche en el edificio de Chris y caminaron juntos nuevamente hasta la casa de la rubia.
—Siento que tu coche se haya llenado de arena —le dijo casi con pena.
—No te preocupes, mañana lo llevo a lavar. ¿Tú que vas a hacer con esa bola de arena? —preguntó con una sonrisa grabada en sus labios.
—Ahora le daré un baño, creo que ya va siendo hora de todas maneras.
—¿Quieres que te ayude? Sé por experiencia que bañar perros no es sencillo —Atenea se lo pensó, pero tras una tarde de conversaciones interesantes con el ecuatoriano, supuso que podría ser divertido.
—Sería un placer y una gran ayuda, a esta loca no le gusta el agua tanto como la arena.
Concuerdo con Lovi, Ati y Chris se pueden llevar muy bien, pero no los veo cómo algo más que amigos