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Afrodita-Lili

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Venus-Idlu

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Atenea-Lilu

Capítulo 26 Dulce despedida

  • Foto del escritor: denovelasvalacosa
    denovelasvalacosa
  • 6 abr 2021
  • 11 Min. de lectura

Fabricio llegó a la casa de Venus poco después de que esta abandonara a sus amigas con mal humor. Abrió la puerta y sin mediar palabra miró a su amigo.

—Hola mi amor —le dijo a su hijo cuando le dio un abrazo—, ve al salón, ahora te alcanzo.

Tebbi corrió en dirección a la sala y dejó a su madre frente a Fabi, quien miraba su labio partido sin decir nada.

—Se portó muy bien, pero estaba deseando verte.

—Gracias por cuidar de él.

—Un placer. Nos vemos, chanchi. —Se despidió sin mencionar lo obvio pues conocía bastante bien a su amiga y no le hizo falta más que ver su cara para saber que no era un buen momento para preguntar.

Cruzó el descansillo cuando la puerta se cerró tras él y llamó para ver si le abría alguien.

Atenea le dio una sonrisa amarga al verle, no tenía ganas de estar con nadie, estaba de mal humor, triste y dolorida.

—¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado? —le preguntó al ver los arañazos.

—Nada, está todo bien.

—Por favor, dime que eso no te lo hizo la chanchi —le pidió casi con miedo.

—No, pero si hubo una pelea y... bueno, prefiero no hablar del tema. Lo único que debes saber es que no fue Venus, aunque ganas de darle un buen puñetazo no me han faltado, está demasiado estúpida. ¿Qué le pasa?

—No es una disculpa, pero Vee lo ha pasado muy mal en su vida y a veces no sabe reaccionar cuando la gente se preocupa o le da cariño, por eso yo no le digo nada, ya me contará cuando ella quiera. —Atenea frunció el ceño y le dejó pasar mientras él seguía hablando—. Cuando se enoja no tiene filtro, dice cualquier cosa que sepa que va a herir y lo peor es que no se disculpa, así que no esperes que lo haga. Eso no quiere decir que no las quiera, lo hace y mucho, es sólo que le cuesta demasiado demostrar sus sentimientos en situaciones difíciles.

Terminó de hablar y se aferró a su cintura, dejando suaves besos sobre sus mejillas, su frente, su barbilla y sus labios. Fabi era todo lo opuesto a su amiga, demasiado tierno y cariñoso en situaciones complicadas, algo que en ese momento, aunque no lo sabía, Atenea necesitaba desmesuradamente.



Un par de días más tarde las cosas comenzaron a encarrilarse. Vee, como algo excepcional, decidió disculparse con sus amigas y las invitó a una tarde de masajes en el SPA del gimnasio, mientras Tebbi estaba en una de sus clases.

Al salir, como si el destino lo pidiera, la chilena se tropezó y fue de bruces a parar a los brazos de Joel que recién entraba por la puerta.

—Jojo —le saludó Afrodita mientras él acomodaba a la chilena en su sitio—, cómo te he echado de menos. ¿Quieres que cenemos esta noche?

No se veían desde aquella mañana en la comisaría y por mucho que lo intentaron, tampoco pudieron comunicarse por teléfono, a menos que fuera mediante mensajes, pues siempre que uno estaba libre, el otro tenía mil cosas que hacer.

—Of course, wey ¿Dónde?

—Habíamos pensado ir con Ati a La Lupita ¿Lo conoces?

—No, pero jamás le diría que no a unos tacos. ¿Tienen tacos?

—Imagino que sí, es una taquería —bromeó Atenea mientras observaba la incomodidad de Vee.

—Cool, así podré despedirme de ustedes.

Venus abrió mucho los ojos. ¿Se iba? Un nudo en el estómago le hizo darse cuenta de que quería demasiado a ese ser al que apenas conocía, pero que a su vez, conocía muy bien, y pensó que quizá si se disculpaba, todo volvería a ser como antes, como había pasado con las chicas.

Abrió la boca para hablar, pero alguien se le adelantó.

—¡Tío Joee! —gritó Tebbi al salir de su clase.

—Campeón, Hi five! —exclamó mientras ponía su mano a una altura que él pudiera chocar. Después le cogió en brazos y siguió hablando con el pequeño—. Te voy a extrañar tanto pequeño terremoto.

Sus palabras terminaron de enternecer a Venus que tras un corto carraspeo comenzó a hablar.

—Joe, yo...

—No hace falta que digas nada —le interrumpió—, somos amigos, las discusiones van y vienen. Sólo debemos aprender a perdonar y a disculparnos. ¿Nos vemos esta noche en la cena?

—Yo... yo no puedo ir, tengo que hacer algo, pero mañana antes de que te vayas al aeropuerto me despido de ustedes ¿sí?


Aldana se servía un café cuando la puerta se abrió y el pequeño corrió a esconderse tras el sofá pues no quería bañarse. Al ver que su niñera se encontraba ahí y podía verle, le pidió con el dedo que no dijera nada, para que su mamá no pudiera encontrarle, algo que a ella le genero mucha ternura y gracia. Asintió y siguió su camino hacia el dormitorio.

—Pequeño demonio, no te escondas, te vas a bañar igual, cochino. —Vio a Aldana en la puerta de su habitación y antes de que entrase le habló—. Oye Aldana, necesito pedirte que te quedes con el Tebbi esta noche, tengo algo importante que hacer. ¿Puedes?

—Sí, claro, he quedado con un amigo ahora, pero sobre las cinco podría estar acá.

—Perfecto, gracias. Por cierto, necesito que hablemos. —Al parecer era el día para pedir perdón, o algo parecido.

—Dígame.

—Ya te he dicho que no me trates de usted, ya habíamos superado esa parte —chascó la lengua con fastidio—. Mira, no me voy a disculpar por ser como soy —le espetó, aunque trataba de no ser brusca, sino todo lo contrario—, sólo quiero que sepas que te considero más que la nana del gordito y lo sabes. Ese día estaba sobrepasada, no sé lidiar con la gente cuando se preocupan por mí. —Cogió una larga bocanada de aire y lo soltó como un sonoro suspiro—. Apenas tenía doce años la primera vez que tuve que defenderme, terminé detenida más de una vez y no es que me enorgullezca, pero tuve que aprender a no dejarme. Que la gente se preocupe por una decisión que yo tomé, me hace sentir vulnerable ¿sabes? Y no hay nada que odie más que sentirme como una nenita débil, porque claramente no lo soy.

Aldana mordía su labio internamente mientras escucha lo que decía, es un tic que tiene cuando se pone nerviosa o algo no le gusta y definitivamente escuchar que Venus pasó por aquello desde joven, no le gustaba nada.

—Lo que quiero decir es... ¿Amigas? —le dio una sonrisa.

—Amigas, como siempre —respondió la peruana mientras se acercaba a ella para darle un fuerte abrazo.


Richard salió del baño cuando el telefonillo comenzó a sonar. Era raro que alguien tocase abajo, así que supuso que alguno de sus amigos había olvidado la llave o la había perdido. Él, que era bastante responsable, tenía duplicado de todos por si Ali y Clara se encontraban fuera.

Al mirar a través de la cámara le sorprendió encontrar a Venus, mordiéndose el dedo, nerviosa, paseando de un lado al otro del pequeño espacio que había junto a la puerta. No respondió, simplemente abrió, curioso por lo que tenía que decir, pero con la idea clara de no disculpar como le trató aquella mañana en su casa.

—¿Qué haces acá? —preguntó con los brazos cruzados sobre su piel desnuda.

Había salido recién de la ducha y con las ansias de saber que sucedía, no entró a cambiarse siquiera, esperó a la chilena en la puerta de su casa con la toalla puesta.

—Vine a hablar contigo po, supongo que a disculparme. Estaba de mal humor y se me fue un poco la mano, pero es que no me gusta que todo el mundo sepa ese tipo de cosas sobre mí, bueno, es más profundo que eso, pero ¿Lo entiendes? —hizo una mueca tierna y él asintió mientras relajaba un poco los hombros.

—Si, pero... — quería decirle que eso no excusaba que le dijera aquellas horribles cosas, que aunque él tenía en claro que ellos no tenían una relación, no se merecía que le tratasen con desprecio y desdén, pero Vee no le dio tiempo a rebatir, se lanzó a su cuello, le agarró firmemente y devoró sus labios como sólo ella sabía hacer.

Antes de inflamar en exceso su labio inferior y lo que no era su labio, le arrancó la toalla que llevaba a la cadera, juguetona, y le observó de arriba a abajo mientras pasaba la lengua por sus dientes.

—Me gustaría quedarme a jugar, pero he preparado una disculpa y si no te das prisa, llegaremos tarde.

—Vee, esto no... — volvió a besarle para interrumpirle y de un empujón le metió dentro del estudio. Cerró la puerta tras de si y al echarse la toalla al hombro él comprendió que estaba completamente desnudo.

—No soy buena con las palabras, morenazo, no me hagas repetir que lo siento, vístete y acompáñame a un sitio, creo que después entenderás mejor todo.

Joel y las españolas, caminaban hacia el restaurante, hablando sobre lo mucho que se iban a extrañar y comentando algunas cosas sobre la gira y lo que podían o no hacer durante estas, cuando Afrodita recibió un mensaje.

<<Mami, te espero esta noche, no quiero irme sin despedirme>>

La Diosa sonrió un poco tonta, había pasado los últimos días sin ver al boricua por la cantidad de trabajo que ambos tenían y se moría de ganas por follárselo en todas las posturas posibles. El no tenerle cerca le devolvía los sueños eróticos con aquel hombre sin rostro que tan excitada le dejaban.

—¿Tenemos a una Lovi enamorada? —preguntó Atenea mientras se abrazaba del brazo de Joel.

—¡Qué dices! No, para nada, es sólo que me gusta como me lo hace.

—Ah, que asco, no me hables de esas cosas sobre mis compañeros de grupo, después soy yo quien tiene que mirarles a la cara sin imaginar las escenas. —Lovi y Ati se echaron a reír mientras él tapaba sus orejas cual niño pequeño.

—Qué dramático eres Joelín. Ahora entiendo porqué sois tan buenos amigos.


Vee y Richard llegaron al muelle y este se sorprendió al encontrar una pequeña lancha motora con una cesta de picnic dentro.

—¿Qué es esto?

—Mi manera de pedir perdón. Mira —se giró hacia él y le agarró las manos—, sé que ese día dejaste de ver a tu hija para venir a verme, me lo explicó Afrodita después y sé que dije cosas horribles, me pasa cuando estoy sobrepasada, pero de verdad me gustas y no quiero que te vayas sin haber hecho lo posible por arreglar las cosas.

Richard quería hacerse el fuerte, decirle que todo aquello no solucionaría nada, pero habría mentido, ya le había perdonado, incluso antes de salir de su departamento.

Subieron al bote, lo pusieron en marcha y pararon en la zona en la que mejor se vería la puesta de Sol.

Abrieron la cesta de picnic y sacaron la botella de vino que Lovi le había recomendado, también los sándwiches que había preparado y finalmente, mientras el Sol iba desapareciendo, hicieron el amor con tanta delicadeza que ninguno de los dos terminó de sentirse cómodo.

—Creo que me gusta más cuando me muerdes —se sinceró la chilena.

—A mí también me gusta más cuando me arañas.


La cena terminó y Atenea se despidió de sus amigos para volver a casa, debía prepararse para la noche en el club, llevaba varios días enfrentando la ira de Batista junto a sus amigas, pero esta noche sólo tendría a Fabi como apoyo moral y eso le preocupaba.

El cubano tenía toda la razón de estar enfadado, no le habían contado lo sucedido hasta que abrieron al día siguiente y estuvo a dos segundos de echar a toda la plantilla por no salir a ayudar. También se enojó demasiado con ellas por no llamarle y ni que decir queda que estuvo a punto de romper todo cuando vio las magulladuras.


Por su parte, Afrodita y Joel caminaron juntos hacia el edificio y se separaron cuando el mexicano se quedó en su planta y ella siguió hacia la de Zabdiel.

Pasaron la noche como a los dos les gustaba. Tumbados en la cama, con una película en la televisión y Appa ronroneando sobre sus pies.

—Te voy a extrañar —le confesó el boricua mientras dejaba un beso en su hombro.

—Supongo que yo también —respondió, restando importancia a sus palabras.

<<No te enamores, no te enamores, sólo es un polvo, nada más que un tipo con el que te acuestas. No te enamores Afrodita, es famoso y se va, se va de gira por meses y seguro que hará lo que te hace a ti, con otras. No te enamores>> fue el mantra de la morena durante toda la película cuando él le proporcionaba cariño y atención.

Se levantó a por un vaso de agua, estaba sedienta después de comer palomitas saladas. Appa le siguió y se restregó entre sus piernas desnudas pidiendo un poco de atención.

—Mi gato te quiere —le dijo mientras se acercaba a ella.

—Los animales me adoran.

—Hay algo más que también te quiere ahora mismo —le dio un abrazo y ella pegó un respingo al notar su duro pene en el trasero.

—Ya veo... Pues vamos a tener que solucionar eso ¿No crees?


A la mañana siguiente a ambos les costó despegar los ojos y deshacerse de las sábanas. La alarma no dejaba de sonar y la maleta de Zabdiel aún no estaba preparada. Habían pasado la noche entera entre caricias y la humedad de sus cuerpos y habían olvidado por completo que debía partir temprano.

El boricua se desperezó de camino a la cocina y abrió la nevera para ver que podía preparar de desayuno.

—No te compliques, bonito, me conformo con los choco pops que tienes sobre la encimera. —Le dijo ella mientras se acercaba al baño para asearse.

Zabdiel sonrió, eso era lo que le gustaba de Afrodita, lo sencillamente simple que podía ser. Adoraba que no necesitase mucho para ser feliz.

Con la fama le habían llovido las mujeres, pero todas buscaban la sofisticación del dinero, olvidando que él era humilde y que venía de donde venía.

—¿Ya tienes todo listo? —preguntó ella cuando llegó a la cocina, acomodándose el pelo en un moño alto.

—En velda no, debí hacerlo ayer, pero lo olvidé.

—No te preocupes, para tu suerte soy experta en equipaje. Hace años hice una lista para no olvidar nada cuando viajo. Tienes suerte de que la tengo en el móvil.

Caminó hacia el dormitorio con su bowl en la mano y agarró el teléfono que tenía sobre la mesilla.


Vee tocó la puerta del departamento de Atenea y ésta salió con el bolso ya al hombro, lista para despedirse de los chicos.

Ambas caminaron juntas mientras hablaban de como había ido la noche en el club.

—Las cosas van mal, Bati se está volviendo loco y a los demás con él.

—Tranquila, hablaremos con él lo antes posible. No puede seguir así, cachai.

—Cacho, cacho, pero de verdad, Vee, ayer casi le pego un guantazo en toda la cara para que dejara de mirarme mal.

—Lo sé, lo sé, Fabi me contó. Me mandó un mensaje, también está preocupado.

—Hablando de anoche. ¿Algo que recalcar?

—Sí, que me gusta el sexo salvaje más que el vainilla. Por lo demás todo fue muy bien.

—¿Y qué haces caminando hacia su casa en vez de estar saliendo de su cama?

—Tengo un hijo, ¿recuerdas? Además, no me gusta dormir en casa de nadie, después se confunden las cosas.

—Ay, chiquita, las cosas ya están más que confundidas por aquí, yo creo.


Al llegar al edificio ya todos estaban abajo, con los coches abiertos y colocando sus maletas dentro de ellos. Afrodita se acercó a sus amigas para saludar y criticar bajito a Ali que las observaba con la peor cara.

—Bebé, por favor, cuida del ojitos, está chiquito todavía y no hagas marranadas que no quieras que nadie retransmita. —Le dijo Vee a Joel mientras le abrazaba.

—Bebé, cuida de mi Jojo, sé que los dos ya sois mayores, pero hay demasiada lagarta busca famas fuera, no quiero que os hagan daño.

—Chris, ha sido un placer conocerte, de verdad, espero que tengáis todos un muy buen viaje y que nos veamos cuando volváis. Ah, no te olvides de traerme algo de España, por favor, extraño mi país —le comentó entre risas Atenea. Él se separó de ella mientras se reía.

—Tranquila mami, yo me encargo. —Le guiñó un ojo y siguió despidiéndose de las chicas.

—Mami, se me cuida, ¿sí?, te llamaré cuando llegue a Italia, será la primera parada.

—Lo mismo digo, bonito, cuídate y usa siempre protección. —Le sugiere Lovi a Zabdiel con un guiño de ojo. Él se ríe un poco incómodo por su manera de frivolizar el tema.

—Morenazo, te cuidas y cuidas a mis bebés, ok? Los quiero a todos de vuelta en dos meses. —Vee le dejó un beso al finalizar de hablar y él apretó sus nalgas con vehemencia.

—Te voy a extrañar —contestó Richard mientras le guiñaba un ojo y ponía esa sonrisa pícara que tanto le caracterizaba.

—Chris, eres el mayor de los cinco, pórtate bien, no expongas a nuestros amigos y tráeme comida rica de todos lados. A mí también me gusta comer. —Le confiesa Lovi mientras le abraza.

—Eso, eso, yo también quiero comida rica de todas partes, aunque si puedes traer cerveza no me voy a negar —se despide Vee.


Los chicos subieron al coche y tras el último beso que Zabdiel y Afrodita se dieron a través de la ventanilla del coche, el jeep arrancó y dejó varios corazones latiendo a la espera de volver a verse. ¿Sería todo igual tras su regreso?

 
 
 

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10 bình luận


Lou <3
Lou <3
06 thg 4, 2021

Ay esa pregunta del final me dió miedito

Thích
denovelasvalacosa
denovelasvalacosa
06 thg 4, 2021
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Jajajajaja cuidado jaja

Thích

Yeslin Vela Andrade
Yeslin Vela Andrade
06 thg 4, 2021

Fabi es un lindo con Ati ❤️❤️

Thích
denovelasvalacosa
denovelasvalacosa
06 thg 4, 2021
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Chiii

Thích

Yeslin Vela Andrade
Yeslin Vela Andrade
06 thg 4, 2021

Zab y Afrodita son lindos 🧡🧡

Thích
denovelasvalacosa
denovelasvalacosa
06 thg 4, 2021
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Son un amor 😻

Thích

Yeslin Vela Andrade
Yeslin Vela Andrade
06 thg 4, 2021

Que bueno que Vee se disculpó y también arregló las cosas con Richard ❤️

Thích
denovelasvalacosa
denovelasvalacosa
06 thg 4, 2021
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Sii, se merecía esa disculpa jaja

Thích

Yeslin Vela Andrade
Yeslin Vela Andrade
06 thg 4, 2021

Siento que tal vez cambiaran muchas cosas 🥺🥺 espero que no

Thích
denovelasvalacosa
denovelasvalacosa
06 thg 4, 2021
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El tiempo lo dirá

Thích
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Joel Pimentel

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Erick Brian Colón

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Christopher Vélez

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Richard Camacho

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Zabdiel de Jesús

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