Capítulo 20 Acústico
- denovelasvalacosa
- 12 mar 2021
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El mes de Febrero pasó bastante rápido y para ser el más corto del año, trajo a la vida de las Diosas una gran cantidad de experiencias.
Atenea, tras varios intentos, consiguió acostarse con Fabricio el día de San Valentín, al cual ellas denominaron en el club “San Solterín”.
La noche había sido dura para todos, pues el club se había llenado de hombres y mujeres, con habidas ganas de diversión.
Las Angelitas actuaron por primera vez un Lunes, pero valió la pena, pues el show que Batista había preparado con toda la plantilla fue simplemente sublime, dejando así disfrutar a ambos sexos de una noche de placer, lujuria y perversión.
Aprovechando que la casa quedaba sola, Fabi y Atenea estrenaron varias zonas del departamento, como la terraza, donde a riesgo de ser descubiertos, el morbo les llenaba de deseo.
Lejos de ser una noche en la que el amor jugaba un papel importante, para esos dos, el concepto de Lilith invadió la atmosfera y creó un ambiente propicio para una noche salvaje llena de locura y depravación.
Otra que esa noche experimentó un millón de sensaciones, fue Afrodita, la cual había vuelto a los brazos de Cruz con la condición de no volver a perder ninguna prenda más de su querido armario.
El sexo que el ojiverde le proporcionaba era placentero, rudo y excitante y por ende cualquiera pensaría que los sueños sexuales que la Diosa tenía a la hora de dormir, debían desaparecer, pero nada más lejos de la verdad. Cada vez se hacían más frecuentes, largos y acalorados, generando que fuera ella quien, en algunas ocasiones, despertaba a Cruz para hacerle volar en mitad de la noche.
Para Vee también fue una noche llena de caricias en la entrepierna, de besos en la espalda y mordiscos en el pecho, pues el Dr. Amor, como le habían apodado finalmente, se encargaba de darle todo el placer que necesitaba en algunas de sus noches libres.
Habían probado diferentes lugares, puesto que en la casa de ella él se sentía incomodo con la posibilidad de que Tebbi volviera a despertar o de que Aldana saliera hacia el baño en cualquier momento de la noche, como les ocurrió una vez que jugaban en la cocina.
—Me gustas mucho Vee y me encanta tenerte piel con piel, pero creo que necesito algo más.
—¿Qué quieres decir con algo más?
—Una relación, citas... no sé, algo que no sea únicamente sexo.
Esa conversación fue lo que lo dinamitó todo. A ella le gustaba, eso era más que evidente, pero también le gustaba su libertad, el tiempo que pasaba con su hijo, que era poco y el que pasaba con sus amigas.
—No tengo tiempo para esas cosas Alexander, me encantaría, de verdad, me gustas y claro que podemos intentar vernos en otros contextos, de repente algún día, pero no puedo tener algo más, no puedo tener una relación.
—¿Por qué? —preguntó él sin entender nada.
—No hay un porqué que quiera explicar, quédate simplemente con eso. No quiero tener una relación seria. No estoy hecha para eso. No ahora. —El doctor suspiró con pesar. Sabía que la personalidad de esa mujer era lo que hacía de ella que fuera tan especial. Tan sincera, burbujeante y divertida. Tenía esa medida justa de cada cosa que, a ojos de él y de muchos, la hacía perfecta.
—Me recuerdas a una rosa. —Le dijo mientras volvía a reposar su cabeza sobre el respaldo del coche.
—¿Qué quieres decir? —Ella descansaba sobre su pecho, pero se incorporó para mirarle mientras se explicaba.
—Las rosas son bellas, delicadas, pero duelen. Sus espinas marcan y hacen daño. Tu eres como una rosa.
—¿Hago daño?
—Dejas marca.
Tras aquella conversación lo que había entre Alexander y Venus terminó, aunque no de forma radical, poco a poco la necesidad de verse era menor, sobre todo cuando la Diosa encontró otro con quien satisfacer sus necesidades sexuales.
Afrodita, sin embargo, necesito un poco más de tiempo para terminar de abrir los ojos con Cruz.
Si bien se repetía cada día que no debía enamorarse de alguien como él, que le había demostrado que no pasaba de tener un interés sexual en ella, el golpe que se dio la tarde que le encontró en la playa entrelazado con otras piernas, le dolió en exceso y se prometió, una vez más, no volver a caer en las garras de un hombre carilindo que le regalaba los oídos y le hacía promesas vacías que ya de antemano sabía que jamás cumpliría.
Tras su habitual paseo en patines con Freya, en esta ocasión por el paseo marítimo, regresó a su casa aguantando las lágrimas y se tiró en la cama, con la puerta cerrada y la música a todo volumen.
La lista de reproducción se llamaba: Canciones para llorar, y era una sucesión de melodías que deprimirían a cualquiera. La primera, Cometa, seguida de títulos como Olvidarte, de Felipe Santos, Adiós, de Sebastián Yatra o Me equivoqué, de Ventino, la cual cantó a todo pulmón.
—Confundí costumbre con amor, disfrazando esos errores que ahora cambian de color. Confundí por ti mi corazón, lo llenaste de mentiras, lo llenaste de dolor. Me equivoqué, te vas y no me dejas nada, ahora lo sé, yo nunca estuve enamorada. Y aunque me diste tantas cosas, fueron espinas cuando prometiste rosas...
Atenea entró por la puerta y se encontró con ese concierto privado que su amiga estaba dando, lo que le dejó claro que debía recurrir al remedio mágico que siempre animaba a Lovi. Helado de chocolate con brownie.
Aquella misma madrugada, como si nada hubiera pasado, Cruz fue a recogerla, queriendo, así, darle una sorpresa, pero ella, sin que se le moviera un pelo y sin soltar media lágrima más, se acercó a él, con una sonrisa en los labios y antes de que sus manos rozaran su cintura, le escupió las palabras que llevaba horas deseando soltar.
—Puedes irte por donde has venido, no necesito chofer y mucho menos comerme las babas de otras. —Cruz la miró sin comprender, y aunque ella se moría de ganas de darle explicaciones, optó por sonreír irónicamente, girar sobre sus talones y caminar hacia su casa.
Cruz se quedó mirando al frente, encontrándose de lleno con un varios pares de ojos observando la escena. Blacke sonrió, como si hubiera deseado aquello por mucho tiempo y Jaden apretó los puños, a la defensiva, esperando que el tarado de ojos verdes que tenía en frente volviera al coche.
CNCO debía volver a Miami para la gala de Premios lo Nuestro en la que, una vez más, participarían, no sólo como artistas invitados, sino que además estaban, nuevamente, nominados en varias categorías pop.
Joel, muerto de ganas de ver a sus amigas, se puso en contacto con ellas antes de volar, no sólo para contarles que podrían verse en unas horas, sino que además les quiso proponer algo a lo que sabía, no se opondrían en absoluto.
Afrodita, como siempre, atendió el teléfono al primer tono, esa chica vivía con el aparato pegado a la mano.
—Jojo de mi corazón, ¿a que debo tan agradable sorpresa?
—Llamaba para confesarte mi amor.
—Ah, para eso... nah, no hace falta que te esfuerces, ya sé que me amas. —Dijo con fingido desinterés.
—Que dulce... En realidad llamaba para contarte que ya estamos en el aeropuerto de vuelta.
—¿De verdad?
—Sí, ya estamos en la puerta de embarque. Estoy deseando verlas.
—Y nosotras a ti, pero dame un segundo que voy a por las chicas.
—¿Dónde andan?
—Estamos en el gimnasio, aunque me has pillado cambiando de máquinas. Vee, Ati, Joel está al teléfono, tiene algo que decirnos. —Grita, pero no la escuchan, así que se acerca a ambas y éstas se quitan los auriculares.
—Joelin, ¿Cómo estás, cómo va la gira?
—Ya hemos terminado, le estaba diciendo a Afrodita que ya estamos de vuelta y tengo una sorpresa.
—¿Nos llevas a la gala de los Premios? —pregunta burlona Venus.
—Ojalá pudiera, pero no. Sin embargo...
—Oye loco ¿Con quién hablas? —le interrumpe Erick.
—Con las Diosas. Justo les estaba contando que vamos a dar un concierto acústico y que quería invitarlas.
—Oh sí, están más que invitadas, vamos a presentar nuestro tema nuevo y aprovechando que es una balada sumaremos algunas de nuestras viejas canciones.
—Me muero de ganas por escucharles. ¿Cuándo es?
—El viernes. Además que luego seguramente salgamos todos y nos encantaría que nos acompañasen.
—Chicos, nosotras tenemos que trabajar.
—Claro, obvio, sí, pero al acústico si podrían venir, será temprano en la tarde.
—Sí, claro que sí, no se preocupen que ahí estaremos. ¿Cómo compramos las entradas? —preguntó Vee.
—Por eso no se preocupen, nosotros nos encargamos.
Al día siguiente, Joel salió en busca de sus chicas, deseando verlas de nuevo y darles un gran abrazo, pero tras tocar el timbre en un par de ocasiones, ninguna de ellas atendió. Se disponía a sacar el teléfono del bolsillo para llamarlas mientras insistía una vez más al piso de Venus, cuando una chica que acababa de llegar le interrumpió.
—Perdona ¿Puedo ayudarte en algo? —Él miró con un suspicacia antes de responder y ella continuó hablando —estás llamando a mi casa.
—Oh, tú debes ser la housemate de Vee, soy Joel, venía a buscar a las chicas para ir a la playa.
—Eh, sí, soy Aldana, encantada —le dio un beso en la mejilla como si fuera lo más natural del mundo y continuó hablando. —Vee debe estar dormida, cambió el turno de ayer para poder salir hoy a una fiesta con unos amigos.
—¿Cambió su day off por salir con nosotros? —pensó en voz alta.
—Así parece. Bueno, claro, si eres Joel de CNCO, sino, lo hizo por otro Joel.
—Sí, soy yo ¿Quieres un autógrafo? —preguntó divertido mientras alzaba las cejas.
—No, gracias, no soy consumidora de su música, pero si he escuchado alguna de sus canciones y podría decir que no están mal.
—¿No te gusta lo que hago?
—No es que no me guste, es que no es el tipo de música que yo escucho. Soy más de hard style, rock...
—Oh, entiendo, una chica ruda. —Le regaló una sonrisa a la que Aldana respondió de igual manera.
—Bueno, eso parece... —se quedó callada por un segundo y después preguntó—, ¿Quieres pasar? Seguro que Venus se levanta en unos minutos, mientras puedes tomar un café en el salón sin problema. Ahora no está el terremoto en casa.
—Tranquila, no te preocupes, aprovecharé que duermen para pasar por el gimnasio, pero gracias. ¿Puedes decirle que me llame?
—Por supuesto. Encantada Joel de CNCO.
—Encantado Aldana housemate de Vee. —Joel se fue hacia su casa mientras la peruana abría la puerta metálica del edificio—. ¡Espera! Aldana, un segundo, no cierres. —Le gritó mientras daba la vuelta. Había olvidado algo muy importante—. Perdona, es que he olvidado pedirte algo.
—¿Sí? —preguntó ella mientras se colocaba el pelo detrás de la oreja.
—¿Podrías darle a Vee o a las chicas estas entradas? Son para el acústico de mañana.
—Oh, sí, claro, sin problema.
—Muchas gracias, Aldana. Nos vemos pronto, espero.
—Sí, nos vemos.
Llegó el gran momento, el día en el que las chicas podrían ver a sus ídolos tocar. Apenas habían dormido, pues al llegar del trabajo se colgaron de internet para ver la gala en diferido y después se levantaron temprano para instruir a Luz y Ruby en las labores que iban a cubrir aquella noche, sustituyéndolas en el club.
Tras horas y horas rogándole a Atenea por que les ayudase a encontrar una solución para poder salir con los chicos tras el concierto, ella optó por llamar a las Angelitas a ver si podían trabajar la noche del viernes como bartender y host.
Las Diosas se habían preparado a conciencia, pues iban al fin a conocer oficialmente a la banda e iban a confesar que todo lo que había pasado con Joel y Erick hasta ese momento había sido una broma, algo que decidió el mexicano al volver de la gira, pues tras el incidente de Instagram ya no le molestaban más.
Atenea estaba terminando de arreglarse cuando un fuerte ruido se escucho del otro lado de la pared. Afrodita, que estaba con la música de CNCO a todo volumen, debía haber roto algo, así que salió corriendo hacia su dormitorio.
—¿Qué haces ahí?
—Echarme una siesta, no te jode. —Respondió mientras se levantaba del suelo.
—¿Te has caído de los zancos?
—Básicamente, sí. Yo no sé porque me empeño en subirme a las alturas cuando mis tobillos de gelatina no me dejan.
—Porque en el fondo te encanta besar el asfalto por el que caminas. Creo que deberías ponerte más cómoda.
—Esto es para la fiesta de después. Al concierto iré en zapatillas.
Cuando Richard subió el primero al escenario el bullicio de las fans inundó el auditorio y el pulso de las chicas comenzó a latir cada vez más fuerte. Los cinco tomaron asiento y empezaron a cantar.
—Mirarte y no tenerte es como tratar de aguantar el agua entre las manos.
—Amarte hasta dolerme para quedarme siempre con la miel en los labios.
—No me hables que me rompes y en mil pedazos no puedo hacerte feliz.
Venus y Afrodita lloraron de emoción con cada canción y el bello se les erizó cuando las notas altas de Chris, Richard y Joel, alcanzaron sus oídos. Algo que comentaron en más de una ocasión de vuelta a Brickel, donde cenarían antes de pasar por la discoteca en la que se verían con los chicos.
Estaban nerviosas, ansiosas y nerviosas otra vez. Sus planes se iban cumpliendo poco a poco y el conocer a sus artistas preferidos hacía de la experiencia algo indescriptible.
Deseosas de encontrarles, prácticamente devoraron la cena y después de recibir el mensaje de su amigo de que ya estaban en el local, salieron de ahí, dejando a Atenea por el camino.
El Blume estaba completamente lleno, había tanta gente y la música estaba tan alta que apenas podías oír tu propia voz, por lo que las insistentes llamadas a Joel y Erick por parte de las Diosas terminaron constantemente en el buzón.
Dándose por vencidas, se dirigieron hacia el centro de la pista para disfrutar de la música que J. Balvin les había regalado.
—¿No estás emocionada? —preguntó Lovi.
—Sí, jamás pensé que esto se daría.
—Yo tampoco, aunque también me emociona que es la primera vez que tú y yo salimos de fiesta.
—Mierda, es cierto weon, es nuestra primera noche carreteando juntas. Habrá que brindar por eso po.
—¿Chupitos?
—Dale, me muero por un shot de tequila.
Las chicas se acercaron a la barra, buscando entre tanta gente un hueco en el que meterse. Afrodita vio movimiento en una zona y agarrando de la mano a Venus, corrió hacia aquel lugar, chocando de pleno con quienes liberaban el bar.
—Brother —dijo uno de ellos—, creo que tuve un déjà vú.
Finalmente creo ya los encontraron ☺️☺️
Sí, soy yo ¿Quieres un autógrafo. Yo si quiero!!!! 🤣
la Diosa encontró otro con quien satisfacer sus necesidades sexuales....Que rápida jajaja
en algunas ocasiones, despertaba a Cruz para hacerle volar en mitad de la noche... Cochina!!! Controlece!!! 🤣
Lejos de ser una noche en la que el amor jugaba un papel importante, para esos dos, el concepto de Lilith invadió la atmosfera....Es entendible, eso dos e traían muchas ganas 🤣🤣🤣