Capítulo 3 Lilith

Las chicas habían sacrificado año y medio de su vida para poder ahorrar y así cumplir sus metas, con lo que nada más terminar de desayunar en Puroast Coffee, fueron en busca de un supermercado económico.

-No podemos desayunar en la calle cada día o nos arruinaremos antes de empezar- comentó Atenea.

Los único en lo que las Diosas habían gastado su dinero, a parte de en su negocio, fue en los billetes de avión. Primero uno Dublín-Chile para conocerse, en las navidades 20/21 y después en uno a Miami el día que fueron a contarle con detalle todo el plan a Batista. Esto, aunque no lo creas, les trajo cantidad de discusiones, sobre todo a Atenea y Afrodita, que buscaban cualquier excusa para discutir. Gritos, risas, paz. Eso era lo que Venus solía presenciar en sus innumerables videollamadas y sólo ella era capaz de entenderlas, pues al verse obligadas a no gastar un céntimo, su vida social fue de mal en peor, generando así frustración y desesperación.

Se dirigieron a Publix Super Market en Mary Brickell Village para hacer la compra y tras decidir que compraban y que no, volvieron al departamento.

-¡Mamá, mila!- gritó Tebbi desde el cochecito. El niño señalaba algo frente a él.

-No veo, ¿qué estás señalando hijo?- preguntó ella achinando los ojos buscando lo que fuera que hubiera llamado la atención de su bebé.

-¡Mierda, parad!- gritó Atenea. -Se me ha roto la bolsa.

En ese momento tanto Venus como Afrodita prestaron atención a su amiga, que decía groserías, pues iba perdiendo comida por el camino.

-¡Mamá, es el de la tele!- Volvió a gritar Tebbi.

-¿De quien hablas mi amor? No te entiendo...

-¡Icha!- Dijo convencido.

Venus, que sabía perfectamente a quien se refería su hijo, levantó la mirada en busca de quien el niño mencionaba, pero no lograba verlo.

-¿Donde está?- preguntó nerviosa.

-Ya no ta, se fue...

La chilena se quedó pensando en si realmente su hijo había visto al moreno de sus sueños, Richard, o se lo había imaginado. No, no podía ser... no tan fácil.

-¿Qué ha visto el niño?- preguntó Afrodita dejando las bolsas en el suelo.

-Mierda, dice que vio a Richard, ¡ESE RICHARD!- contestó nerviosa aún sin creerlo.

-What?! Fuck, fuck, fuck, fuck!!

Llegaron a casa aún un poco alteradas por el hecho de haber estado tan cerca de uno de ellos sin haberlo visto, al menos Afrodita y Venus. Colocaron la compra en su lugar y una vez hubieron terminado, las españolas cruzaron el descansillo para tocar la puerta de su vecina de enfrente. Vee abrió con una sonrisa enorme en la boca y Atenea se sorprendió.

-Creo que nunca te había visto sonreír tanto- le confesó risueña.

Dejaron a Tebbi en su habitación jugando y se sentaron en la isla a trabajar. Afrodita sacó una agenda y marcó en cada fecha lo que cada una tenía que hacer.

-Me pido el casting-. Dijo rápidamente Venus.

-Tranquila que de eso nos encargamos todas-. Contestó Atenea entre risas.

-Bueno, Ati se encarga de elaborar los contratos, nóminas y demás papeleo. Batista nos va a ayudar con la parte empresarial.

-Yo conozco a alguien que nos puede ayudar en el bar. Fabi está buscando trabajo y es bueno, sin duda de mi total confianza- comentó Venus.

-Me parece bien Vee, llámalo y le hacemos una entrevista hoy mismo si quieres.

Fabi era uno de los mejores amigos de Venus. Él había llegado a Miami meses antes siguiendo las faldas de la que en aquel momento era su novia. Poco después de llegar ella le dejó y Fabricio destruido no volvió a dar el cien por ciento en el trabajo, así que le despidieron. Poco tardó en encontrar otro lugar donde vivir y un empleo nuevo, pero no le gustaba en absoluto y al enterarse de que su amiga llegaba a la ciudad y que iba a necesitar gente para su nuevo negocio, no dudó ni un poquito en ponerse en contacto con ella y comentarle su situación actual. La chilena le prometió que lo hablaría con sus socias y que le llamaría de vuelta en cuanto le dieran una respuesta. Así que eso hizo, en cuanto sus amigas le dieron un sí a la entrevista, ella le mandó un mensaje diciéndole hora y lugar para verse.

-Tenemos que ir a ver el local, eso sin duda debe ser hoy. Creo que Batista me dijo que ya estaba prácticamente listo. Sólo quedaba colgar el letrero en la entrada-. Comentó Afrodita.

-Lovi, limpiate la baba, se te cae cada vez que mencionas su nombre-. Dijo Atenea con sorna.

-Que idiota eres. Y no digo su nombre, digo su apellido, que queda más porno-. Contestó riendo.

-Entiendo lo de Ati, de Atenea, pero ¿Por qué Lovi? ¿Por loba?- preguntó divertida Venus.

-Cuando conocí a Afrodita me dijo que en realidad no le gustaba su nombre, que era cansado repetir una y otra vez el nombre completo, que cada vez que alguien la llamaba sentía que su madre la estaba regañando y que se cansaba de que todos le hicieran burla por tener un nombre singular. Así que empecé a llamarla Love, porque es la diosa griega del amor, pero en Irlanda los chicos la llamaban así con lo que decidí cambiarlo a Lovi- contestó Atenea feliz y resuelta. Afrodita asintió con una sonrisa.

-Entonces tendré que llamarte así también, ¿o no? sí, creo que sí- comentó dubitativa.

Tras una larga reunión, Vee decidió cocinar para todas y Afrodita dejó una gran lista de las actividades para cada una encima de la isla. Ella tenía que diseñar un par de cosas antes de pasar por la imprenta, así que se dijo a si misma que ya tenía trabajo para la noche. Atenea y Venus debían ir a los grandes almacenes a comprar lo indispensable para el local.

Después de comer decidieron que era hora de ver a su “bebé”, algo que harían por primera vez las tres juntas, ya que por problemas de agenda, habían ido tomando decisiones de manera individual o junto a Bati. El local se encontraba en la primera avenida, donde antiguamente se encontraba la discoteca Blackbird Ordinary.

Cuando llegaron frente a su “hijo”, su emoción se multiplicó por mil, pues su futuro estaba, ahora sí, frente a sus ojos. En ese momento los obreros colocaban el letrero y un muchacho tras ellas lo leyó, llamando la atención de las tres, en especial de Vee, que conocía a la perfección quien era.

-Lilith.

Venus se lanzó a los brazos de Fabricio y lo besó tanto y tantas veces que las españolas no sabrían decir si hubo roce de labios o no.

Cuando la chilena se hubo separado, Fabi saludó tímido al resto de las mujeres que tenía delante.

-Ay, disculpa...- dijo él apenado al dejar con la cara en el aire a Lovi tras el primero.

-Tranquilo, se me olvida que en Chile es solo un beso. En España damos dos y siempre nos pasa lo mismo-. Contestó ella enderezándose de nuevo, con una sonrisa plantada en los labios. Mientras tanto, Atenea le hacía un escaneo como si pudiera atravesarle con rayos X.

-Perdón, hola, soy Atenea-. Dijo avergonzada, pues era obvio que él se había dado cuenta de como le miraba.

-Fabricio, Fabi para los amigos-. Contestó mientras dejaba, esta vez sí, dos besos en sus mejillas, ignorando por completo el hecho de que por supuesto ella acababa de memorizar cada parte de su cuerpo. -Así que Lilith... ¿Y por qué ese nombre?- preguntó finalmente.

Las chicas se miraron riendo y le confesaron como habían llegado a la conclusión del nombre:

-Ati, ¡sidra!- gritó Afrodita desde la mesa.

-Ya voy, pesada.

-Bueno chicas- hipo- y qué... ¿qué nombre le vamos a poner?- preguntó Venus.

-Ati, ¡la pantalla del ordenador habla!- dijo divertida mientras la rubia se acercaba con dos sidras y unas patatas fritas en la mano.

-Que idiota te pones cuando bebes... no se si darte la sidra.

-Mamá, no me quiere dar más alcohol...- contestó Afrodita, mirando hacia Venus y haciendo pucheritos.

-¿Qué mamá? ¡Si soy una beba aún!- todas rieron a carcajadas.

-¡Toma pesada! Bebe y calla.

-¡Bieeen!- gritó Lovi con alegría. -Vamos, ¡otro brindis online por nuestro plan!

-¿Estaban borrachas cuando lo eligieron?- preguntó Fabricio cortando el flashback que Afrodita estaba narrando.

-Contentillas- respondió Atenea.

-¿¡Qué nombre le vamos a poner!?- repitió Venus un poco más alto.

-LOVE- contestó Afrodita con una risita y un hipo detrás.

-Es un nombre de prostíbulo...- le respondió Atenea carcajeándose.

-Pero es que nosotras somos puro Love... Venus y yo somos las diosas del amor...- continuó arrastrando las palabras.

-Bueeeno... deja ya el alcohol que te hace mal...

-Tías- dijo Venus imitando el acento español. -¿Y si le ponemos algo más oscuro?

-Dark Kiss...- espetó Afrodita.

-Tía, Lovi, cállate, no aportas...- replicó Atenea un poco enfadada.

-Vale, perdón, perdón, ya me pongo seria.

-No, yo pensaba en que si nosotras somos amor- hipo -podíamos usar lo contrario al amor...

-¿La indiferencia?- preguntó Afrodita. Atenea giró la cara ferozmente y miró a su amiga con el ceño fruncido y los morros torcidos.

-¿¡Qué¡? Lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia, no me mires así- se defendió.

-No... digo que si nosotras somos las diosas buenas... podríamos poner algo opuesto a nosotras.

-¿Suelta la sopa, qué has pensado?- preguntó Atenea impaciente. Afrodita le había puesto de mal humor.

-Lilith, la mujer del diablo en la religión judía- dijo resuelta y sonriente. Hipo.

-Lilith, me gusta...- reflexiono Afrodita.

-Lilith- repitió Atenea -Me parece perfecto para el nombre de un Strip Club. ¡LO COMPRO!- Gritó alzando su copa. -Brindemos por Lilith, el futuro club nocturno más visitado en todo Miami.