Capítulo 36 En busca del perdón
- denovelasvalacosa
- 18 jun 2021
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Cuando Erick entró a su casa tras tres maravillosos días junto a Selene, se sintió sólo. Pensó en preguntarle si quería dormir aquella noche y todas las que viniesen después, con él, pero sabía que si tiraba tanto de la cuerda, podría romperse, así que le daría unos días para extrañarlo y antes de que se marchase, la secuestraría y la ataría al cabecero de su cama como había hecho la noche anterior en el hotel del ratón más famoso del mundo.
Christopher tocó el timbre cuando el cubano se disponía a deshacer la maleta, pues nada más recibir el mensaje de que ya estaba de vuelta, sintió la necesidad de preguntarle como había ido todo.
Si bien es cierto que muy, muy en el fondo, aún le dolía que ninguna de las Diosas le hubiera elegido a él, se alegraba mucho por el menor, pues había visto en sus ojos un brillo que nunca antes había apreciado en él.
—¿Qué tal fue, compadre?
—Asere, loco, fue bien chévere. Selene es una niña muy interesante y muy activa sexualmente, esa mujer no se cansa. —Una mueca surgió en el rostro de Chris justo antes de reír—. Lo siento, brother, no quería... ¿De verdad que está todo bien? Ustedes se conocieron primero y yo...
—Tranquilo compadre, ni que me hubiera enamorado en una noche. No te preocupes, entre ustedes hay algo que no había entre nosotros.
—¿Estás seguro? No quiero que en el futuro...
—Jamás te reprocharía esto, somos amigos y seguiremos así pase lo que pase, cubanito. —Le dio una palmadita en la espalda—. Ahora vamos, Zabdiel nos invitó a comer a su casa.
—Pero tengo que deshacer la maleta.
—Qué maleta, ni que maleta, compadre, tengo hambre, ya vamos a su casa, la desarmas luego —puchereó mientras tiraba de su brazo y hacía reír a Erick con su comportamiento infantil.
Atenea acompañó a Batista a su casa para recoger un par de cosas y tras cruzar el umbral un escalofrío recorrió el cuerpo de ambos; todo estaba demasiado vacío y tranquilo.
Las Diosas habían tratado de comunicarse con Kerly en incontables ocasiones, pero ella siempre denegaba sus llamadas, haciendo que se preocupasen en exceso por la salud mental de su amigo y la relación que podría llegar a tener en un futuro con Junior, que al fin y al cabo era lo más importante en su vida.
Las lágrimas del cubano hicieron su aparición antes de lo que esperaba y la mano de Atenea posada en su hombro fue lo más reconfortante que había sentido en mucho tiempo.
—Yo te voy a ayudar en todo lo que necesites, Bryant, te prometo que nunca estarás sólo, siempre nos tendrás a nosotras. —Bati posó su mano sobre la de ella, generando en ambos un cosquilleo que sólo habían sentido aquel día en la oficina de esa misma casa.
—Muchas gracias, Ati, no te haces una idea de lo que te necesito en este momento.
Hacía demasiado tiempo que una frase así no salía de su boca, ni siquiera se lo había dicho a Kerly, su compañera durante años. Él siempre había sido un hombre fuerte, independiente, duro. Era difícil enamorarlo y aunque la cubana lo consiguió, nunca sintió que fuera el amor de su vida, alguien en quien confiar y a quien poder pedirle ayuda.
Se giró mara mirar los grandes ojos de la española y en ellos vio un brillo que, nuevamente, hacía años no veía. Kerly fue la última en mostrarle lo que era el amor, pero tras el nacimiento de Junior y su primer año de vida, los problemas se hicieron presentes y constantes en su relación y esa mirada, esa que Atenea le estaba mostrando, desapareció paulatinamente, dejando su relación sumida en la nada.
Cuando las Diosas llegaron a Miami ya todo había muerto entre ellos y aunque luchaban día tras día para recomponerlo, las múltiples mentiras de Batista, las cuales Kerly terminó descubriendo, terminaron de extinguir la llama que había en el corazón de su mujer.
Erick y Chris llegaron al departamento de Zabdiel y para cuando este abrió la puerta, el olor a pizza recién horneada entró por las fosas nasales del ecuatoriano, haciendo que desapareciera en la cocina sin apenas saludar.
—¿Dónde está el gato loco? —preguntó Erick mientras caminaba tras Zabdiel—, hace rato que no le veo.
—En la cocina ¿No viste cómo entró como si nada más existiera? —la broma del boricua desató la risa de todos los presentes menos de Chris, que le miró mal por encima del trozo de pizza que ya tenía metido en la boca—. Está en el veterinario, le mandé a castrar, pobre.
—Bueno wey —interrumpió Joel— ya cuéntanos a que se debe esta invitación.
Zabdiel se sentó en una silla para poder hablar con ellos seriamente.
—Miren chicos, yo sé que ustedes son amigos de las Diosas y que probablemente me digan que no, pero con Richard pensamos en hacer algo para reconquistarlas y esperamos que se sumen. —El entrecejo de Joel ya estaba fruncido— Queremos ir esta noche al club.
—¿Les parece buena idea? Creo que les dejaron bien en claro que no querían nada más con ustedes y bueno, deberían respetarlo.
—Wey, Erick tiene razón, Afrodita y Venus están rehaciendo sus vidas y no deberían entrometerse.
—Yo estoy con ustedes, compadre, si quieren compañía yo les sigo donde haga falta.
—Tú quieres ir a ver a las angelitas, no engañas a nadie, loco.
—Me ofendes —puso una mano en su pecho de manera dramática—, yo voy para a poyar a mis amigos y ustedes deberían hacer lo mismo.
—Está bien, iremos, pero si les patean el culo estaremos ahí para ayudarlas.
Afrodita, Venus y Aldana se encontraban charlando en la cocina de la chilena, cuando Selene entró por la puerta tras acomodar todo en su habitación.
—Pues la verdad es que a mí me parece hasta gracioso que Zabdiel haya pensado que entre Batista y yo hay algo. A ver —se reía mientras hablaba— sé que es Zabdiel de Jesús, famoso, cantante y todo eso y aún no me creo que quiera tener algo conmigo, mucho menos que yo le rechace por golfo, pero de ahí a pensar que puedo tener algo Bati ¡Con Bati! ¿Habéis visto a Bryant? Joder, si es que está de ¡toma pan y moja! —Todas se rieron, algunas por su cara, otras por el comentario en sí.
—Richard también malpensó cuando le vio en mi casa. Ese hombre tiene el don de la inoportunidad, pero que rico está... —Babeó— Yo traté de aclararle a Rich cuando fuimos al parque, pero sé que no me creyó y se hizo la cabeza como siempre. ¿Saben qué? —Señaló con el dedo al aire — No me importa, que se joda, por tarado.
—Si supiera que al que te coges, te lo coges en los baños del Lilith.
—Oye Vee ¿Qué tal está Fabi? —preguntó Lovi cambiando de tema.
—Lo ves todos los días ¿A qué te refieres?
—A como lleva lo de Atenea. Nunca le saco el tema, no quiero inmiscuirme, pero me interesa.
—Ah, bien, bien, ya te dije que es de los que olvida rápido, tan rápido que creo que entre Rubí y él hay algo.
—Me alegro por él, mi amiga es tonta dejando ir a un hombre como él, pero bueno, cuando se tenga que enamorar, lo hará.
—Ahora es tu turno, Selene, cuéntanos como fue el viaje con Erick— preguntó Aldana.
—Fue increíble. La pasamos re bien en el parque, gritaba por todo, pero no se quedó con las ganas de montar...
—Ya me imagino que no se quedó con ganas de montar —interrumpió Vee entre risas mientras miraba con picardía y alzaba las cejas, provocando la risa de todas.
—No, desde luego que de eso tampoco, boluda. —Selene le lanzó el trapo de cocina.
—No seas cochina, está mojado.
—Entonces, ¿El cubanito rinde o no rinde?
—Sí, Lovi, rinde y ay, como rinde... —puso los ojos en blanco mientras las demás no dejaban de reír.
—Bueno, bueno y tú que has probado al mayor y al menor ¿Con cual dirías que fue mejor?
—¿Qué carajo te importa? —preguntó Selene seria, lo que cortó la risa del resto de golpe hasta que se echó a reír—. Se la creyeron, boludas. Con Chris —prosiguió— todo fue fuego, pasión, sensualidad...
—Vamos, una bomba en la cama. —Asintió.
—Pero Erick tiene todo eso y mucho más. Con él puede ser también dulce, tierno, con amor.
Aldana y Venus miraban con ternura a los ojos de su amiga, que tintineaban mientras hablaba. Afrodita, a pesar de ser la más romántica, no soportaba las cursilerías ajenas, así que amagó una arcada.
—Envidiosa.
—Para nada, Vee... bueno, quizás un poco, pero es que tanta dulzura me da diabetes.
—A ella le gustan los niños salvajes a los que pueda domesticar —interrumpió Atenea mientras entraba con Batista por la puerta.
—Que bien me conoces, amor.
—¿Así que te gusta domesticar a los hombres, Lovi?
—A los niños —aclaró Atenea.
—Claro que sí, Bati ¿Quieres que te enseñe como lo hago?
—No hay nada que nos lo impida.
No era extraño para nadie que entre ellos las bromas fueran subidas de tono, pues lo hacían siempre, pero desde que el cubano se había “separado” ese tipo de indirectas podían volverse peligrosas, así que Afrodita miró a sus amigas con una mueca entre el miedo y la diversión y todos comenzaron a reír de nuevo.
Para cuando las chicas llegaron al club, acompañadas de Batista, por primera vez desde que su mujer le dejó, los chicos ya tenían casi todo preparado. Era Viernes, lo que implicaba que el Lilith se llenaría hasta no caber ni un alfiler.
Izan siguió a Venus cuando entró en el vestuario y la acorraló en una esquina, la miró fijamente mientras se mordía el labio inferior y rozó sus caderas mientras le susurraba las ganas que tenía de arrancarle su precioso vestido rojo.
—Contrólate Izan, estamos en el trabajo —Él, lejos de hacerle caso, agarró su mano y la posó sobre su torso, haciendo que repasara con sus dedos cada cuadradito hasta llegar a la cremallera de su pantalón.
—Sólo con verte ya me tienes así, no sé si pueda esperar a esta noche para hacerte mía.
—Chiquito, yo no soy de nadie.
—Dime que no quieres ir ahora mismo al baño y me iré de aquí —la piel de Vee se erizó sólo de pensarlo y no pudo con sus ganas. Tiró de la mano del latino y lo llevó hasta el último cubículo.
Blacke se acercó a Lovi para saludarla, como hacía cada noche y decirle lo hermosa que se veía con su vestido nuevo. Uno de encaje azul tan ajustado que dejaba a la vista todas sus curvas. Era ya costumbre en ellos hacerse cumplidos y tontear un poco antes de que el rubio se embadurnara de aceite, pero esa noche, Batista, no pensaba dejarles continuar.
—Blacke, necesito que hablemos en la oficina.
—Ahora estoy ocupado —contestó sin mirarle siquiera.
—¡A la oficina ahora mismo! —le gritó.
¿Quién se creía que era para hablarle de ese modo? Blacke bufó y bajo la atenta mirada de Afrodita, que no daba crédito ante el comportamiento autoritario de su amigo, se alejaron.
—¿Qué te pasa? —preguntó impertinente.
—Mira mocoso, puede que tengamos negocios juntos, pero no pienso dejar que involucres a Lovi en esto.
—Fuiste tú quien me pidió que me acercara a tus amiguitas porque sospechaban de mí y ahora que hago lo que quieres y reculas, ¿el malo soy yo?
—No te dije que trataras de enamorar a Afrodita.
—No estoy enamorando a nadie, ella me gusta y por eso tonteo con ella y ya nada tiene que ver contigo, así que déjame tranquilo.
—No te lo voy a decir más veces Balcke, aléjate de ella. Esta vez es uno aviso, la próxima una amenaza.
El bailarín salió de la oficina bastante ofuscado y tras él Batista, el cual fue interceptado por la española.
—¿Qué ha sido eso?
—Nada. Estoy cansado de ser bueno con estos niños y que se porten como los dueños del lugar sólo porque se meten entre sus piernas. —Se ganó una cachetada—. Disculpa, no quería decir eso...
—Pero lo dijiste. Mira Batista, no tengo porque darte explicaciones de nada, pero no me acuesto con Blacke, precisamente porque no me interesa mezclar trabajo y placer y al parecer soy la única en este lugar, pero te voy a dejar una cosa clara: ¡No eres NADIE para decirnos con quien podemos o no follar, así que si tu autoritarismo fue causa de eso, te lo puede meter por donde no te da el Sol y como continúes en este plan con cualquiera de nuestros empleados, te vas a ir a casa. ¿Entendiste? —Batista estaba a punto de replicar cuando Atenea intervino.
—No sé que pasa aquí, pero estamos a punto de abrir así que eso lo hablan en casa.
—Sí, tranquila. Esta noche Batista duerme contigo.
Lovi estaba a punto de cerrar la puerta cuando un grito con voz familiar le pidió que no lo hiciera.
—¿Qué hacéis aquí? —preguntó aguantando la risa al ver a los CNCO arreglados frente a la puerta.
—Vinimos a ver el show ¿Hay sitio para cinco amigos?
—A ti no podría decirte que no, bebé —le respondió a Joel.
Entraron uno a uno mientras saludaban a la Diosa con besos, abrazos o desordenando su pelo, dejando a Zabdiel rezagado al final y siguiendo a Lovi, que caminaba contoneando sus caderas en dirección a la puerta de la sala.
Chris babeaba al ver la cantidad de mujeres que se aglomeraban en la sala y dejó de hacerlo al recibir un codazo por parte de Erick, quien le señalaba las jaulas colgadas en el techo, donde Jaden y Daniel, bailaban semidesnudos.
—¿Qué pasó chico, por qué no entran? —Lovi aguantaba la risa todo lo que podía.
—Pero... ¿Qué es esto? ¿Y las chicas?
—Joel ¿No les has contado que esto es un Male strip club?
—Lo olvidé, wey —se excusó mientras se encogía de hombros.
—¿Os queréis ir?
—Para nada —contestó Zabdiel mientras tragaba duro —En velda nosotros vinimos a verlas a ustedes.
—Genial, pues pasad, creo que vuestra mesa está libre. Recordad que Vee está en la barra y os servirá todo lo que necesitéis.
—Nice, yo necesito beber bastante esta noche, bro.
—Secundo la moción.
@denovelasvalacosa claro x una buena razón 🙄🙄
Batista te has pasado bastante está vez y muy bien Lovi q hablas sin pelos en la lengua... debería de aprender de ti
Estos chicos se olvidan de todo cuando se tratan de las diosas jajajjajaja